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    El Paste: De las minas inglesas a las mesas mexicanas

    El paste, un legado culinario de los mineros ingleses que llegaron a México en 1824, celebra su bicentenario como un emblema de la gastronomía mexicana. Este platillo, que nació para satisfacer las necesidades de las arduas jornadas laborales en las minas, ha evolucionado gracias al sincretismo cultural, convirtiéndose en una joya culinaria que será inmortalizada en un libro conmemorativo, financiado por la Fundación Pasteko.

    Origen práctico: Del Reino Unido a Real del Monte

    El paste fue introducido a México por ingenieros británicos como un alimento práctico, duradero y nutritivo. Originalmente, su receta consistía en un sencillo relleno de papa, carne, perejil y cebolla. Sin embargo, al llegar a las comunidades mineras de Pachuca y Real del Monte, los locales lo adaptaron incorporando ingredientes como chile y frijoles, marcando el inicio de una evolución que continúa hasta el día de hoy.

    Tradiciones y anécdotas que marcan su historia

    El trenzado funcional de la masa

    Una característica distintiva del paste es su trenzado en la masa, diseñado originalmente para que los mineros pudieran manipular el alimento con manos sucias, desechando esa parte para evitar la contaminación. En México, esta práctica cambió: el paste comenzó a comerse en su totalidad, reflejando una adaptación cultural que lo hizo único.

    La expansión social del paste

    Otro hito en su historia es la labor de Juan Fidel Gutiérrez, un vendedor que popularizó los pastes al llevarlos en canastas a las áreas de descanso de los mineros en Real del Monte. Ahí, el paste se convirtió en protagonista de reuniones sociales acompañadas de cerveza y juegos de billar. Con el tiempo, pasó de las minas a las mesas de las familias hidalguenses.

    Secretos de tradición

    En las pasterías tradicionales de Real del Monte, las recetas del paste se mantienen como secretos familiares, transmitidos de generación en generación. Esta tradición asegura su autenticidad y fortalece los lazos culturales entre las familias que perpetúan este legado.

    La creatividad mexicana en la evolución del paste

    El paste es un ejemplo de cómo la gastronomía mexicana integra elementos de otras culturas. Actualmente, existen versiones innovadoras con rellenos como mole poblano, tinga, arroz con leche y piña. Según el historiador José Vergara, «el paste llegó de Inglaterra, se reencontró a sí mismo en Hidalgo, se expandió por todo México y ahora tiene vocación de alimento global».

    Un alimento práctico y nutritivo

    El paste se adapta perfectamente al ritmo de vida moderno. Luis Nahum Samperio, presidente de Pasteko, destacó el crecimiento de la empresa, que ahora tiene presencia en 19 estados de México y Texas, Estados Unidos. Por su parte, el nutriólogo Luis Miguel Antón resaltó los beneficios del paste como un alimento práctico y energético, ideal para jornadas intensas o actividades físicas.

    Un homenaje bicentenario: El libro conmemorativo

    En marzo de 2025, se lanzará un libro conmemorativo que consolidará al paste como un alimento esencial de la gastronomía mexicana. Este proyecto, liderado por el editor Carlos Padilla, busca rendir homenaje al ingenio mexicano que transformó este platillo en un ícono culinario. “Estamos viendo el inicio de una gran historia que merece ser conocida y celebrada por todos los mexicanos”, afirmó Padilla.

    Conclusión: El paste, un puente entre culturas

    El paste no solo es un alimento, sino también un símbolo de sincretismo cultural que ha evolucionado a lo largo de dos siglos. Su historia, tradición y versatilidad lo posicionan como una de las grandes aportaciones de la gastronomía mexicana, con el potencial de conquistar paladares a nivel mundial.

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