El Palacio Presidencial de Kiev, Mariinskyi, se sumió en la oscuridad durante una entrevista del presidente Volodímir Zelenski con el periodista británico Luke Harding de The Guardian, capturando en vivo el caos que azota Ucrania por los ataques rusos a su infraestructura energética. El incidente, ocurrido el 9 de noviembre de 2025, se repitió dos veces en la sesión, con Zelenski sonriendo ante la penumbra: “Miren, la vida. Estas son nuestras condiciones cotidianas. No son terroristas, es normal”. El corte, que duró segundos antes de activar generadores, ilustra un invierno inminente con apagones programados de hasta 16 horas diarias en la capital y regiones enteras.
El suceso, viral en redes, resalta la vulnerabilidad ucraniana: el 80% de la capacidad energética dañada desde octubre, con 11 civiles muertos en bombardeos del 8 de noviembre. Zelenski, en la charla sobre su relación con Trump y la guerra, prosiguió sin auriculares de traducción: “En Kiev, como en todas partes, hay apagones”. Esta «nueva realidad», como la llamó, complica la vida civil: hospitales con generadores, escuelas cerradas y millones sin calefacción en -5°C pronosticados.
Apagones masivos
Los cortes persisten en Kiev y el este, con déficits del 50% en generación eléctrica tras el «mayor ataque ruso» del sábado 8, que lanzó 45 misiles y 458 drones —solo 9 interceptados—. La electricidad, generada mayoritariamente en el oeste (hidroeléctricas intactas), no llega al este del río Dniéper por daños en subestaciones y líneas. Ukrenergo, operador estatal, impuso restricciones en 15 óblastes, con Kyiv sin luz hasta 8 horas diarias.
Centrenergo, estatal, confirmó que sus tres plantas térmicas —Trypilska (Kiev), Zmiivska (Járkov, destruida en primavera) y Vuglehirska (Donetsk, capturada en 2022)— cesaron operaciones totales, «en llamas» por misiles Kinzhal.
“El mayor asalto desde 2022; no generamos más electricidad”, lamentó la firma en Facebook, afectando a 10 millones en centro y este.
DTEK, privada y mayor productora, reportó «daños graves» en una planta no identificada —por seguridad—, la cuarta en un mes, con 210 ataques totales desde la invasión. “Evaluamos con Ukrenergo para restaurar suministros”, indicaron, mientras gasoductos también sufrieron.
Ingenieros en carrera
A pesar del colapso —tercer invierno de «guerra energética» condenada como crimen de guerra por la ONU—, ingenieros ucranianos activan reservas: importaciones de Polonia y Rumania cubren 20%, y reparaciones rápidas en subestaciones minimizan daños. Zelenski urgió defensas antiaéreas: “Putin crea tensión social; necesitamos misiles para proteger civiles”. DTEK y Centrenergo coordinan con el Ministerio de Energía para estabilizar, previniendo un «apagón total» este invierno.
En Dnipro, un dron mató a tres en un bloque residencial; Járkov reporta 12 heridos. La ministra Svitlana Hrynchuk lo llamó «quinto ataque masivo en octubre-noviembre». Trump, en llamadas con Zelenski, prometió «apoyo fuerte», pero advierte contra escaladas. Mientras generadores zumban en Kiev, el blackout de Zelenski no es anécdota: es grito de un país en penumbras, resistiendo un invierno de oscuridad calculada.
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