En un nuevo episodio de máxima tensión en Medio Oriente, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, confirmó que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) destruyeron la instalación principal del complejo nuclear de Natanz, uno de los pilares del programa de enriquecimiento de uranio de Irán. La ofensiva fue descrita como “un golpe al corazón del programa nuclear iraní”.
“Hemos atacado la principal instalación de enriquecimiento de Irán en Natanz y también el corazón de su programa de misiles balísticos”, declaró Netanyahu, quien también aseguró que fueron alcanzados científicos iraníes “que trabajaban en la bomba iraní”.
Objetivo: la columna vertebral nuclear de Irán
Natanz, ubicado cerca de la ciudad de Qom y al sur de Teherán, es uno de los sitios nucleares más vigilados del mundo. Su infraestructura incluye plantas subterráneas diseñadas para albergar hasta 50.000 centrifugadoras. De acuerdo con informes oficiales, unas 11.000 centrifugadoras estaban en operación recientemente, enriqueciendo uranio al 5%, mientras que en la planta piloto (PFEP) se alcanzaba un nivel de pureza del 60%, acercándose al umbral necesario para uso armamentístico.
Las imágenes satelitales y grabaciones compartidas en redes sociales mostraron columnas de humo negro espeso saliendo del sitio durante horas, confirmando la magnitud del ataque aéreo israelí.
La FDI detalló que se destruyó infraestructura crítica del complejo, afectando gravemente la capacidad operativa del régimen iraní en su búsqueda de armas nucleares. Se especula que el ataque también habría alcanzado el programa de misiles tierra-tierra iraní y provocó la muerte del jefe de inteligencia iraní, Mohammad Kazemi, junto a su adjunto.
“Nuestros valientes pilotos están sobre los cielos de Teherán atacando sitios militares y nucleares”, aseguró Netanyahu a Fox News, en lo que representa una escalada sin precedentes.
La respuesta iraní y el peligro de una guerra regional
La reacción de Irán no se hizo esperar. El régimen lanzó una oleada de decenas de misiles balísticos hacia territorio israelí, activando las alarmas en Tel Aviv y otras ciudades. Aunque el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro logró interceptar la mayoría de los proyectiles, algunos impactaron en zonas civiles, según reportes oficiales.
Un funcionario del gobierno israelí, bajo anonimato, advirtió que “Irán pagará un precio insoportablemente alto por sus disparos contra zonas civiles”, y adelantó que hay objetivos estratégicos aún por atacar en territorio iraní.
“Sabemos lo que Israel golpeó hoy, y sabemos lo que decidió no golpear. Ese es el siguiente paso”, añadió el funcionario, sugiriendo que más ataques están en camino.
Riesgos y repercusiones globales
Este enfrentamiento directo entre Israel e Irán —con ataques a instalaciones nucleares y civiles— marca uno de los episodios más críticos en la historia reciente del conflicto entre ambas naciones. El bombardeo a Natanz no solo representa un revés técnico para el programa nuclear iraní, sino que también abre la puerta a una escalada regional de consecuencias impredecibles, en un momento en que la comunidad internacional exige contención.
En tanto, voces dentro del Consejo de Seguridad de la ONU y gobiernos europeos han comenzado a emitir llamados a la desescalada, ante el temor de una guerra abierta entre dos potencias de alto perfil militar y geopolítico.
Israel sostiene que actuó en defensa propia, alegando que el enriquecimiento de uranio en Natanz representaba una amenaza directa e inminente. Irán, por su parte, ha calificado la ofensiva como un acto de guerra y asegura que responderá con toda su fuerza.
Con la región al borde del abismo, el mundo observa con preocupación el desarrollo de este conflicto que puede marcar un antes y un después en la seguridad nuclear global.
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