La operación militar ‘Martillo de Medianoche’ lanzada por Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Irán se basó en una estrategia compleja que utilizó señuelos para distraer a los radares iraníes, mientras desplegaba el mayor grupo de bombarderos furtivos B-2 en combate en la historia.
En un despliegue sin precedentes, 125 aeronaves participaron en la misión de 37 horas, que incluyó bombardeos con bombas antibúnkeres de 13,600 kilos, ataques con misiles Tomahawk desde submarinos y el uso de 14 bombas de penetración de artillería masiva (MMO). El ataque impactó severamente los sitios nucleares de Fordow, Isfahán y Natanz.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, explicó que la operación comenzó con un grupo de bombarderos B-2 que volaron como señuelos sobre el Pacífico para captar toda la atención y mantener la sorpresa táctica. Mientras tanto, otro grupo de bombarderos B-2 transportaba las bombas antibúnkeres hacia los objetivos en territorio iraní.
Para sostener la operación, decenas de aviones cisterna de reabastecimiento en vuelo, cazas de cuarta y quinta generación, además de un submarino con misiles guiados, formaron parte de la ofensiva.
Misión exitosa: sin bajas estadounidenses y sin respuesta al ataque
El Pentágono calificó la misión como un éxito total: no hubo bajas estadounidenses y las fuerzas iraníes no respondieron con ataques. Además, los vuelos de los B-2 fueron los segundos más largos en la historia operativa de estos bombarderos, con una duración aproximada de 37 horas.
Durante el ataque, un submarino estadounidense disparó 24 misiles de crucero Tomahawk contra la instalación de Fordow, incrementando la presión sobre el programa nuclear iraní.
El presidente Donald Trump anunció que las instalaciones nucleares clave de Irán fueron “total y completamente destruidas”, aunque algunos expertos advierten que la evaluación de daños y posibles nuevas ofensivas continuarán.
“Este plan requirió meses de preparación, precisión máxima, distracción y seguridad operativa”, destacó Hegseth. También aclaró que el objetivo fue eliminar el programa nuclear, sin buscar un cambio de régimen en Teherán.
El vicepresidente J.D. Vance confirmó que el ataque ha retrasado significativamente la capacidad iraní para desarrollar armas nucleares, anticipando que pasarán muchos años antes de que puedan avanzar en esa dirección.
La operación ‘Martillo de Medianoche’ marcó un punto crítico en la escalada de tensiones en Oriente Medio y dejó claro el compromiso de Estados Unidos para frenar el programa nuclear iraní con tecnología y tácticas avanzadas.
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