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    El pacto en la sombra: Williams se disculpa con Mercedes tras estrategia polémica en Mónaco

    El Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 volvió a generar controversia, no por adelantamientos espectaculares, sino por una maniobra orquestada desde los boxes de Williams que provocó tensiones entre escuderías, sanciones en pista y un inusual intercambio de disculpas entre los jefes de equipo James Vowles (Williams) y Toto Wolff (Mercedes).

    Con el objetivo de dinamizar la carrera y evitar el habitual tren de coches, la FIA impuso la obligación de hacer dos paradas en boxes. Pero la medida no solo resultó ineficaz, sino que se convirtió en la excusa perfecta para que varios equipos, incluyendo a Williams y Racing Bulls, implementaran estrategias consideradas por muchos como manipulación directa del desarrollo de la competencia.

    Williams desata el caos en la pista

    La escudería británica ordenó a sus pilotos Carlos Sainz y Alex Albon reducir intencionadamente el ritmo para abrir espacio y facilitar que uno de ellos pudiera cumplir con las paradas obligatorias sin perder posiciones. Esta maniobra, que buscaba conservar los puestos nueve y diez, generó un tren de ocho monoplazas y el enojo inmediato de rivales como George Russell, quien pilotaba para Mercedes.

    Russell intentó adelantar por la fuerza a Albon, cortando la chicana de Nouvelle y ganando posición de forma deliberada. «Sabía que me iban a sancionar, pero prefería eso a seguir perdiendo tiempo», declaró el británico tras recibir un drive through, una de las penalizaciones más severas.

    En medio del escándalo, Vowles envió un mensaje directo a Wolff: «Lo siento. No teníamos otra opción dado lo que pasó más adelante». Wolff, con tono conciliador, respondió: «Lo sabemos». Ambos ejecutivos compartieron filas en Mercedes durante años, lo que explicó el tono más personal del intercambio.

    La justificación de Vowles apuntaba a la estrategia previa de Racing Bulls, que también había ralentizado el ritmo para beneficiar a sus pilotos Isack Hadjar y Liam Lawson, quienes finalizaron en sexta y octava posición, respectivamente.

    Autocrítica, remordimiento y críticas a la FIA

    Tanto Albon como Sainz se mostraron incómodos con la estrategia, calificándola como una forma de «manipulación» del deporte. Vowles no se escondió: «No es así como queremos competir. Queremos darlo todo, de principio a fin». También pidió revisar la obligación de las dos paradas, al considerar que promueve este tipo de maniobras antideportivas.

    Sainz fue aún más crudo: «El problema de Mónaco es que no hay espacio para adelantar… Se demostró que las dos paradas no sirvieron de nada. No corrimos una carrera, hicimos lo que quisimos».

    Toto Wolff, por su parte, comprendió las razones tácticas de sus rivales, pero no dudó en calificar el resultado como una «burla». Pidió que se consideren cambios urgentes en el reglamento o incluso en el trazado, aunque reconoció las limitaciones logísticas del circuito urbano de Mónaco.

    Fred Vasseur, jefe de Ferrari, fue escéptico: «Controlar esto es imposible. No es la primera vez que pasa y todos los equipos lo han hecho. Ya hay demasiadas reglas, ¿dónde ponemos el límite?».

    Con esta polémica, el GP de Mónaco reafirma su condición de evento icónico y problemático. Lo que ocurrió en las calles del principado podría acelerar reformas clave en el reglamento de la Fórmula 1 o, al menos, abrir un debate serio sobre hasta dónde se permite que la estrategia reemplace al deporte.

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