El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, aseguró que el montaje de automóviles en Norteamérica se concentrará en su país, y dejó claro que Canadá debería enfocar sus esfuerzos en otros sectores productivos. Sus declaraciones generaron inquietud en el sector automotriz canadiense y reflejan la tensión comercial entre ambos países.
Durante un foro virtual realizado el miércoles en Toronto, Lutnick expresó que “el montaje de automóviles se va a hacer en EE.UU. y no hay nada que Canadá pueda hacer. La cuestión es, ¿a qué se va a dedicar Canadá entonces?”. El funcionario estadounidense sugirió que Ottawa debería centrarse en atraer inversiones en tecnología, minería y otros campos, y que, si juega bien sus cartas y aprovecha su proximidad a EE.UU., podría obtener beneficios económicos.
Estas declaraciones se produjeron un día después de la reunión entre el primer ministro canadiense, Mark Carney, y el presidente de EE.UU., Donald Trump, en Washington. Ambos líderes discutieron el futuro de la relación comercial y de defensa entre los dos países, y Trump describió la situación como “un conflicto natural” derivado de la cercanía geográfica y la competitividad económica.
“Tenemos un conflicto natural. También tenemos amor mutuo. Tenemos un gran amor los unos por los otros. Amo Canadá y la gente de Canadá, y Mark siente lo mismo. El problema es que ellos quieren una compañía de automóviles y yo quiero una compañía de automóviles”, afirmó Trump durante el encuentro.
Reacciones en Canadá y tensiones por aranceles
El sector automotriz ha sido blanco de aranceles estadounidenses, y la presión para trasladar la producción canadiense a territorio estadounidense ha aumentado. Canadá es el segundo mayor socio comercial de EE.UU., y actualmente la producción de vehículos en Norteamérica está integrada entre Estados Unidos, Canadá y México bajo el T-MEC.
Entre el público de la intervención de Lutnick se encontraba Doug Ford, jefe de Gobierno de la provincia de Ontario, donde se concentran las plantas automotrices canadienses que emplean a cientos de miles de personas. Tras escuchar las declaraciones, Ford reaccionó con firmeza y advirtió que, de concretarse la intención de EE.UU. de debilitar el sector automotriz canadiense, aprobaría legislación para restringir la exportación de minerales y energía a su vecino del sur.
“No se exportará nada de energía de Ontario. Voy a utilizar esa energía barata que les estamos vendiendo a nuestros amigos estadounidenses para que sean competitivos, para vender productos en todo el mundo. Eso es lo que voy a hacer”, declaró Ford, visiblemente molesto.
Negociaciones y futuro del comercio bilateral
Mientras tanto, Carney informó que su ministro encargado de las relaciones con EE.UU., Dominic LeBlanc, permanece en Washington para continuar negociaciones que busquen eliminar algunos de los aranceles impuestos por la administración estadounidense. Estas gestiones son clave para mantener la competitividad de Canadá en sectores estratégicos y proteger los empleos vinculados al ensamblaje automotriz.
Expertos consideran que las palabras de Lutnick evidencian la prioridad que EE.UU. otorga a su industria automotriz, en un contexto donde el T-MEC integra cadenas de suministro trilaterales y cada país busca maximizar su participación en la producción. Canadá, en cambio, podría aprovechar la situación para diversificar su economía, fortalecer inversiones en minería, energía y tecnología, y consolidar su papel como proveedor estratégico de materias primas en Norteamérica.
La tensión entre ambos países también refleja un desafío político: equilibrar la presión estadounidense sobre Canadá sin dañar la relación bilateral, mientras se protege un sector que genera empleo y riqueza en el país. La atención estará centrada en los próximos meses, cuando las negociaciones puedan definir si Canadá conserva parte de su producción automotriz o se ve obligada a reorientar su estrategia industrial.
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