Mike Tyson, leyenda del boxeo y uno de los pugilistas más polémicos de todos los tiempos, sorprendió con una confesión que dejó al descubierto sus luchas más oscuras. El excampeón mundial de peso pesado admitió que durante su carrera consumió fentanilo, un potente opioide, para tratar una lesión en el dedo del pie.
Según relató en The Katie Miller Podcast, el fármaco era prácticamente desconocido en su entorno y lo utilizaba como analgésico. Sin embargo, sus efectos lo marcaron: “Era como la heroína. Una vez que pasaba el efecto, aparecían los vómitos y la abstinencia. Era insoportable”, relató el boxeador de 59 años. La revelación mostró el lado más vulnerable de un hombre que, mientras brillaba en el cuadrilátero, peleaba en secreto contra las drogas.
Tyson explicó que conoció el fentanilo gracias a un amigo que le advirtió sobre su carácter narcótico. En ese tiempo, la sustancia aún era desconocida en el deporte profesional. “Era ilegal si entraba en mi sangre. Nadie lo conocía, así que pregunté si podía usarlo. Lo hice para curarme el dedo del pie”, señaló. Lo que parecía una solución médica lo llevó a una experiencia que potenció sus problemas de adicción, ya que descubrió que el fentanilo era más fuerte que la heroína.
El excampeón también reconoció que la cocaína fue parte de su vida durante años. De hecho, recordó que llegó a consumirla minutos antes de enfrentarse a Lou Savarese en Escocia, en el año 2000. Esa confesión reflejó hasta qué punto la dependencia dominaba su existencia incluso en la cima de su carrera.
Mentiras, alcohol y la búsqueda de redención
Tyson reveló que su vida estuvo dominada por el alcohol y las drogas durante décadas. En declaraciones a The Fight Network confesó que mintió a quienes creían en su sobriedad. “No quiero morir. Estuve al borde de la muerte porque soy un alcohólico empedernido. Les he estado mintiendo a todos los que pensaban que estaba sobrio, pero no era así”, aseguró. Esta declaración retrata el desgaste emocional y físico que lo acompañó en los momentos más difíciles de su vida.
Con el paso del tiempo, decidió buscar ayuda. “Quiero cambiar mi vida. Quiero vivir una vida diferente ahora. Quiero vivir mi vida sobria”, expresó con firmeza. Aunque la transición no fue sencilla, representó el inicio de un nuevo camino en el que buscó estabilidad.
En la actualidad, Tyson reconoce que aún consume marihuana y alucinógenos, aunque asegura haberse alejado de sustancias más duras. Su relación con el cannabis lo llevó a crear un negocio millonario: Tyson Ranch, una empresa que factura más de 500.000 dólares al mes en ventas. Sin embargo, el propio boxeador admitió que consume con generosidad, gastando hasta 41.000 dólares mensuales en marihuana junto a sus invitados.
El regreso al ring y un legado complejo
En noviembre de 2024, Mike Tyson volvió al cuadrilátero para un combate de exhibición contra el influencer Jake Paul. La pelea terminó en derrota por decisión unánime, pero no apagó su deseo de regresar. Todo indica que prepara un nuevo enfrentamiento en 2025 contra Floyd Mayweather Jr., en un duelo que promete gran atención mediática.
La confesión sobre el fentanilo y la crudeza de sus palabras confirman que su historia no se limita a las victorias sobre el ring. El legado de Tyson está marcado por la gloria deportiva, las caídas dolorosas y la constante lucha por redimirse. Sus declaraciones son un recordatorio de que incluso los campeones más imponentes enfrentan batallas invisibles fuera del deporte.
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