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    China endurece controles sobre tierras raras y desafía el dominio tecnológico de EE. UU.

    China impuso nuevos controles a la exportación de tecnologías vinculadas con las tierras raras, en una medida que intensifica la rivalidad con EE. UU. y busca reforzar su control sobre un recurso clave para la industria global. Las empresas extranjeras deberán obtener permisos especiales para acceder a siete minerales esenciales en la producción de chips, vehículos eléctricos y equipos militares.

    Nueva restricción al comercio tecnológico

    El Ministerio de Comercio de China anunció que las firmas extranjeras deberán solicitar licencias de exportación de artículos de doble uso —aquellos con aplicaciones tanto civiles como militares— para poder adquirir tecnologías relacionadas con las tierras raras.

    De acuerdo con el comunicado oficial, la disposición entra en vigor de forma inmediata y se suma a las limitaciones impuestas desde el pasado 2 de abril. En esa fecha, Pekín ya había instaurado un régimen de permisos para exportar siete de los 17 minerales del grupo de tierras raras: samario, gadolinio, terbio, disprosio, lutecio, escandio e itrio, además de sus imanes derivados.

    El gobierno chino justificó la medida bajo el argumento de “seguridad nacional” y de proteger los intereses estratégicos del país frente a la creciente competencia global en tecnologías críticas.

    Un recurso estratégico en disputa

    Las tierras raras son esenciales para fabricar productos de alto valor agregado, desde semiconductores y turbinas eólicas hasta misiles teledirigidos. Por ello, su control se ha convertido en un punto neurálgico de la disputa tecnológica entre China y Estados Unidos.

    El gigante asiático posee cerca del 49 % de las reservas mundiales —unas 44 millones de toneladas— y domina más del 70 % de la producción global, además de casi el 90 % del procesamiento. Esa posición le otorga un poder significativo sobre cadenas de suministro clave para la economía mundial.

    Analistas advierten que las restricciones podrían afectar a empresas de países aliados de EE. UU., como Japón, Corea del Sur y Alemania, que dependen en gran medida del suministro chino. “El mensaje es claro: China está dispuesta a usar las tierras raras como instrumento de presión geopolítica”, señaló un especialista del Instituto Mercator de Estudios de China.

    Impacto económico y geopolítico

    La medida llega en un momento en que Washington mantiene sanciones y controles sobre la exportación de semiconductores avanzados a China. Ambos países compiten por dominar los sectores estratégicos del futuro: inteligencia artificial, defensa, robótica y energías limpias.

    Empresas de tecnología temen retrasos en la cadena de suministros y aumentos de costos a corto plazo. A mediano plazo, varios países podrían acelerar la exploración y procesamiento de tierras raras fuera de China, aunque los expertos advierten que sustituir su capacidad industrial tomará años.

    Mientras tanto, Pekín fortalece su posición como potencia reguladora en un mercado que representa uno de los ejes de la economía del siglo XXI.

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