El Gobierno de México analiza imponer un arancel de hasta el 50 % a la importación de automóviles procedentes de Asia, una medida que busca proteger a la industria automotriz nacional frente a la competencia de vehículos vendidos a precios considerados artificialmente bajos. El anuncio lo realizó el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien advirtió que el sector enfrenta una presión creciente que amenaza empleos y producción local. El planteamiento se enmarca dentro de la estrategia económica impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, con la finalidad de defender el mercado interno y reducir la dependencia de importaciones.
Impacto en el mercado laboral y medidas de protección
Ebrard señaló que la medida está diseñada para salvaguardar los empleos de más de 320.000 trabajadores vinculados directamente a la industria automotriz mexicana. Durante un evento en el Estado de México, subrayó que el Gobierno no permitirá la llegada de vehículos asiáticos con precios de referencia por debajo de lo justo:
“Vamos a subir el arancel, porque los autos que llegan a México están por debajo de lo que llamamos precio de referencia”. El arancel, de aprobarse en el Congreso, se aplicaría 30 días después de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
El plan incluye la imposición de tarifas entre el 10 % y el 50 % a los productos importados desde países que no tienen acuerdos comerciales con México. Esta política se suma a la reciente imposición de cuotas compensatorias al calzado chino, en respuesta a prácticas de dumping, lo que refleja una línea de defensa económica más amplia contra importaciones que ponen en riesgo a la manufactura nacional.
Tensión internacional y reacción empresarial
La presencia de automotrices asiáticas, en particular chinas, ha crecido de forma acelerada en México. Esta situación ya provocó reacciones en la administración del presidente de EE. UU., Donald Trump, quien acusó a dichas compañías de usar a México como “puerta trasera” para ingresar al mercado estadounidense sin enfrentar los mismos aranceles.
Las tensiones políticas entre Washington, Beijing y Ciudad de México complican aún más el panorama, ya que cualquier decisión en este sector tiene efectos directos en la relación bilateral con el principal socio comercial de México.
La incertidumbre ya comenzó a impactar los planes de inversión. BYD, uno de los gigantes chinos del sector, canceló su proyecto de instalar una planta en México con capacidad de 150.000 vehículos anuales. Según Stella Li, vicepresidenta ejecutiva de la compañía, las políticas arancelarias y el entorno geopolítico los llevaron a detener cualquier plan inmediato de expansión en el país.
La firma había anunciado en 2023 su interés de fabricar en México para abastecer tanto al mercado local como al latinoamericano, e incluso exportar hacia Estados Unidos. Ahora, la estrategia se redirige a su nueva planta en Brasil.
La propuesta de arancel forma parte del Paquete Económico 2026 y cuenta con mayoría legislativa de Morena para su aprobación. Expertos advierten que, aunque podría proteger temporalmente a la industria nacional, también existe el riesgo de encarecer los autos para consumidores mexicanos. Sin embargo, el Gobierno insiste en que la prioridad es mantener el empleo y consolidar a México como hub automotriz competitivo frente a Asia.
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