El presidente Donald Trump anunció que impondrá un arancel del 100 % a las importaciones de semiconductores, aunque las empresas que fabriquen en EE. UU. estarán exentas del impuesto. La medida fue presentada tras una reunión con el CEO de Apple, Tim Cook, en la Casa Blanca, donde también se reveló una nueva inversión de 100 mil millones de dólares para expandir la producción tecnológica dentro del país.
El anuncio marca una nueva fase en la política comercial de la administración Trump, enfocada en premiar a las empresas que reubiquen su cadena de suministro en territorio estadounidense. “Vamos a imponer un arancel muy alto a los chips y semiconductores, pero si fabrican en Estados Unidos o se han comprometido a hacerlo, no habrá ningún cargo”, afirmó el presidente ante la prensa.
La medida representa un cambio de fondo en la relación del gobierno con gigantes tecnológicos como Apple, que habían expresado su preocupación por los efectos de los aranceles en su modelo de producción global.
Apple se blinda con una inversión histórica en territorio estadounidense
Apple anunció que su inversión incluirá la creación del Programa de Fabricación Estadounidense, con socios como Texas Instruments, Corning y Applied Materials. El plan contempla una expansión agresiva de la producción nacional, con una nueva planta de servidores en Houston, una academia de proveedores en Michigan y más gasto con sus actuales fabricantes en EE. UU.
Corning, por ejemplo, dedicará una fábrica completa en Kentucky para fabricar exclusivamente vidrio para Apple, lo que incrementará su plantilla local en un 50 %. Esta instalación ya había producido componentes para el primer iPhone, pero ahora será totalmente destinada a la nueva estrategia industrial.
Con estos planes, Apple no solo asegura su posición frente a los aranceles, sino que refuerza su narrativa de “empresa americana” en un año electoral cargado de tensiones comerciales.
Reubicar o pagar: la nueva consigna de Trump para las tecnológicas
Trump dejó en claro que no habrá contemplaciones para las firmas que mantengan su producción en el extranjero. “Aplicaremos un arancel de aproximadamente el 100 % a los chips. Pero si se está construyendo una fábrica en EE. UU., no habrá cargo”, puntualizó.
El mensaje no fue simbólico. El presidente también anunció un arancel del 50 % a productos importados desde India, uno de los principales centros de producción de Apple. La mitad del impuesto entrará en vigor justo después de la medianoche, mientras que la otra mitad se aplicará a finales de mes como represalia por las compras de energía rusa por parte de ese país.
La Casa Blanca indicó que la medida forma parte de un paquete más amplio para reducir el déficit comercial y traer empleos de vuelta a suelo estadounidense. De hecho, el saldo comercial de EE. UU. ha caído a su nivel más bajo desde 2023, según datos del Departamento de Comercio.
Un blindaje anticipado de 600 mil millones de dólares
Antes de este nuevo anuncio, Apple ya se había comprometido a invertir 500 mil millones de dólares en EE. UU. en los próximos cuatro años. Esa cifra ahora sube a 600 mil millones, consolidando una de las mayores apuestas de reindustrialización en la historia reciente del país.
Este nuevo impulso financiero incluye gastos de capital, contratación directa y alianzas con fabricantes locales. Apple calcula que sus nuevos compromisos generarán alrededor de mil empleos adicionales por año, al tiempo que fortalece su infraestructura crítica frente a futuros gravámenes.
Trump advirtió que la próxima semana podría anunciar aranceles adicionales a cualquier producto que contenga chips semiconductores. Esa amenaza abarca no solo a los teléfonos, sino a sectores como el automotriz, aeroespacial, médico y de defensa.
La estrategia es clara: quien quiera vender en el mercado estadounidense, tendrá que fabricar dentro de sus fronteras. Las tecnológicas están avisadas.
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