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    El llamado a las armas de Maduro fracasa ante escasa participación civil en Venezuela

    El presidente venezolano, Nicolás Maduro, enfrentó un inesperado fracaso en su convocatoria para formar milicias civiles destinadas a defender el país frente a una posible intervención de Estados Unidos. En los puntos de reclutamiento de Caracas se observaron filas cortas, integradas mayoritariamente por empleados públicos que denunciaron presiones para inscribirse.

    “Esto es solo una formalidad para no perder el trabajo”, declaró un empleado de la alcaldía al Financial Times, bajo condición de anonimato. Otro asistente aseguró: “Fui presionado. Si estalla un conflicto, no voy a pelear”. El contexto de la convocatoria se da tras el despliegue estadounidense de ocho buques de guerra en el Caribe, incluidos destructores lanzamisiles y un submarino nuclear, que, según Washington, buscan frenar el narcotráfico. En recientes operaciones, EE. UU. hundió cuatro embarcaciones con 21 muertos, presuntamente vinculados al contrabando.

    Maduro, por su parte, asegura que estas acciones forman parte de un intento de cambio de régimen, mientras que la administración Trump mantiene acusaciones de que el mandatario venezolano lidera el Cartel de los Soles, integrado por altos mandos políticos y militares de su gobierno. En agosto, la recompensa por su captura se duplicó hasta 50 millones de dólares.

    Poca respuesta y despliegue militar como estrategia política

    Los ejercicios de preparación incluyeron a 36.000 soldados desplegados y 4,5 millones de milicianos en reserva, con maniobras en tierra y en la isla de La Orchila que involucraron 12 buques, 22 aeronaves y misiles de origen chino e iraní. Sin embargo, la participación civil en los centros de inscripción fue mínima, predominando funcionarios públicos con uniformes oficiales o camisetas del sector estatal. Voluntarios entregaban banderas y discursos impresos de Maduro, mientras altavoces reproducían canciones patrióticas, pero la respuesta popular evidenció falta de entusiasmo y apoyo voluntario.

    El analista Ryan Berg, del CSIS en Washington, señala que el régimen busca mantener la lealtad militar como pilar central de su poder, dado que cualquier debilitamiento ante un eventual ataque terrestre de EE. UU. podría dejar vulnerable a Maduro. La líder opositora María Corina Machado indicó que la escasa participación refleja aislamiento político y falta de confianza del mandatario en la población y las fuerzas armadas. “Está intentando crear la idea de un movimiento civil paramilitar armado, y el resultado ha sido vergonzoso”, afirmó.

    A pesar de los desafíos internos y la presión internacional, Maduro se mantiene en el poder desde hace 12 años, superando sanciones de Estados Unidos y distintos intentos de derrocamiento. La campaña de milicias se percibe más como una estrategia política para consolidar control interno que como un plan efectivo de defensa nacional, dado que la movilización voluntaria sigue siendo mínima y dependiente de la coerción sobre funcionarios públicos.

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