Un tiroteo en la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en Grand Blanc, Míchigan, dejó cinco muertos —incluido el atacante— y ocho heridos, en un ataque que mantiene en alerta a las autoridades locales y federales. El responsable fue identificado como Thomas Jacob Sanford, un exmilitar condecorado que murió en un enfrentamiento con policías.
Ataque y respuesta de las autoridades
El incidente ocurrió alrededor de las 10:25 de la mañana, cuando Sanford chocó su vehículo contra la iglesia, abrió fuego y prendió el inmueble en llamas. En solo ocho minutos, a las 10:33, el atacante fue neutralizado por agentes de la policía local. Durante el operativo, las autoridades hallaron tres dispositivos explosivos improvisados en el lugar.
“Tal violencia en un lugar de culto es desgarradora y escalofriante. Por favor, únanse a mí en orar por las víctimas de esta terrible tragedia”, expresó la fiscal general de EE. UU., Pam Bondi, tras desplazar agentes del FBI para liderar la investigación como un acto de violencia selectiva.
Perfil del atacante
Sanford, originario de Burton, Míchigan, sirvió en la Marina entre junio de 2004 y junio de 2008 como mecánico, alcanzando el rango de sargento. Durante su carrera recibió varias condecoraciones, incluyendo la Medalla de Buena Conducta de la Marina, la Medalla de la Campaña de Irak, la de Servicio en la Guerra Global contra el Terrorismo y la de Servicio de Defensa Nacional.
Las autoridades aún investigan los motivos del ataque, que ocurrió mientras “cientos de personas” asistían al servicio religioso. Dos de las víctimas fallecidas presentaban heridas de bala, según informó el jefe de Policía de Grand Blanc, William Renye.
Reacciones oficiales
El presidente Donald Trump condenó el ataque y pidió oración por las víctimas y sus familias. “Esto parece ser otro ataque dirigido contra los cristianos en los Estados Unidos de América. La Administración Trump mantendrá informada a la opinión pública. ¡Esta epidemia de violencia en nuestro país debe terminar, de inmediato!”, afirmó en un mensaje oficial.
Mientras tanto, la Policía estatal continúa respondiendo a amenazas de bomba en distintos puntos de la comunidad, algunas de las cuales fueron desestimadas, reforzando la preocupación sobre la seguridad en lugares de culto y eventos públicos.
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