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    Seis playas de México cierran el año contaminadas pese a alertas sanitarias oficiales

    Las autoridades sanitarias y ambientales de México confirmaron que seis playas del país no son aptas para uso recreativo durante la temporada vacacional de invierno, al rebasar los límites de contaminación microbiológica permitidos. El hallazgo, lejos de ser un dato menor, vuelve a exhibir fallas estructurales en el saneamiento costero y en la gestión de aguas residuales en zonas turísticas y urbanas. Aunque el Gobierno federal insiste en que se trata de un porcentaje reducido, la presencia reiterada de estos focos de contaminación mantiene encendidas las alertas ambientales y de salud pública.

    De acuerdo con el Tercer Monitoreo 2025 de la Calidad del Agua de Mar, elaborado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), los seis litorales rebasaron el criterio de calidad establecido por la Organización Mundial de la Salud, que fija un máximo de 200 enterococos por cada 100 mililitros de agua. Superar este umbral implica riesgos directos para los bañistas y refleja la presencia de descargas contaminantes, principalmente de origen fecal.

    Las playas identificadas como no aptas se localizan en Tijuana, Baja California; Mismaloya, en Jalisco; El Veneno/Miramar y San Francisco, en Sonora; Barra del Tordo, en Tamaulipas; y José Martí, en Veracruz. Se trata de zonas con antecedentes de presión urbana, infraestructura sanitaria insuficiente o problemas persistentes de tratamiento de aguas residuales. En varios casos, no es la primera vez que aparecen en los listados oficiales de contaminación.

    Contaminación recurrente y saneamiento pendiente

    Las autoridades subrayaron que estas seis playas representan apenas el 2 % de las 289 evaluadas a nivel nacional y que el 98 % resultó apto para uso recreativo. Sin embargo, especialistas ambientales advierten que este enfoque porcentual tiende a minimizar un problema que se repite año con año en puntos específicos del litoral mexicano. La reducción de 16 a seis playas no aptas, en comparación con el monitoreo de julio, muestra avances parciales, pero no resuelve las causas de fondo.

    La contaminación microbiológica en playas suele estar asociada a descargas de aguas negras sin tratamiento, fallas en plantas de saneamiento, escurrimientos pluviales contaminados y crecimiento urbano desordenado en zonas costeras. Estos factores no solo afectan a los turistas, sino también a los ecosistemas marinos, arrecifes, manglares y fauna costera, que resienten de forma constante la carga contaminante.

    Según el informe oficial, durante el periodo prevacacional se realizaron 2,233 análisis de muestras de agua en playas de mayor afluencia pública, ubicadas en 76 destinos turísticos de 17 estados costeros. Aunque el alcance del monitoreo es amplio, organizaciones ambientales han señalado que los muestreos no siempre se traducen en sanciones ni en inversiones sostenidas para corregir las fuentes de contaminación.

    Riesgos para la salud y presión turística

    La presencia de enterococos en concentraciones elevadas puede provocar infecciones gastrointestinales, dérmicas y respiratorias, especialmente en niños, personas mayores y población vulnerable. Pese a ello, en muchos destinos las advertencias oficiales conviven con una intensa promoción turística, lo que genera una brecha entre la información sanitaria y la realidad que enfrentan los visitantes.

    Las autoridades aseguraron que implementarán acciones inmediatas de saneamiento para que las playas señaladas alcancen condiciones óptimas. No obstante, el cierre de 2025 ocurre con una proyección de cerca de cinco millones de turistas nacionales y extranjeros durante las vacaciones de Navidad, un aumento superior al 5 % respecto a 2024. Esta presión adicional vuelve más urgente atender las fallas estructurales antes de que la contaminación deje de ser la excepción y se convierta en la norma.

    Desde la óptica ambiental, el mensaje es claro: mientras no se refuercen los sistemas de tratamiento, la vigilancia permanente y la rendición de cuentas de autoridades locales y operadores turísticos, las playas contaminadas seguirán reapareciendo en los monitoreos oficiales.

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