El escenario político chileno dio un giro abrupto tras la primera vuelta presidencial del 16 de noviembre, donde Jeannette Jara y José Antonio Kast se posicionaron como los dos aspirantes que disputarán la presidencia el próximo 14 de diciembre. La contienda promete polarizar al país en una elección marcada por el desgaste del gobierno de Gabriel Boric, el avance de la derecha dura y un oficialismo que busca mantener el poder ante un electorado fragmentado que dejó sorpresas, derrotas inesperadas y varios interrogantes sobre los votos que definirán el balotaje.
Oficialismo y derecha radical avanzan al balotaje
Jara, militante comunista y candidata respaldada por el gobierno, obtuvo el 26.58% de los votos. En tanto, Kast, líder del Partido Republicano y referente de la llamada «nueva derecha», alcanzó el 24.32%. La diferencia ajustada entre ambos confirma un país dividido, pero también exhibe un retroceso para la derecha tradicional, que llegó golpeada y terminó pagando el costo político del quiebre interno.
El resultado dejó otra lectura evidente: el avance sorpresivo de Franco Parisi, quien captó el 18.84% del electorado con un fuerte arrastre regional. Su postura ambigua frente a la segunda vuelta lo convierte en una pieza clave del tablero político. «No firmo cheque en blanco a nadie», advirtió tras conocer los resultados. Su base electoral será uno de los botines más disputados.
La jornada también consolidó la presencia del libertario Johannes Kaiser, quien con el 13.92% se ubicó como la opción más extrema de la derecha. Su anuncio fue inmediato: apoyo total a Kast. Ese respaldo inclina el tablero, pero no garantiza una victoria automática.
Evelyn Matthei, la gran derrotada
La sorpresa amarga de la elección fue Evelyn Matthei. La ex alcaldesa de Providencia y favorita en encuestas durante meses terminó quinta con un 13.25%, golpeada por fracturas internas y una campaña que no logró capitalizar su figura. A pesar de la caída, Matthei no dudó y de inmediato anunció su respaldo para Kast en segunda vuelta.
La reacción del oficialismo fue más contenida. Jara se dirigió a sus simpatizantes con un discurso centrado en la defensa de la democracia, la necesidad de unidad y críticas a lo que calificó como «guerra sucia digital» que enfrentó Matthei. Mientras tanto, Kast capitalizó el apoyo de su rival interna para enviar un mensaje de cohesión en la derecha.
Un balotaje con clima incierto y tensiones acumuladas
El presidente Gabriel Boric también intervino, felicitando a ambos finalistas y llamando a una campaña limpia. Reconoció las tensiones del actual escenario y pidió a los chilenos votar con responsabilidad en diciembre. Su mensaje llega en un momento adverso para el Ejecutivo, que enfrenta problemas de seguridad, economía estancada y desgaste político que podría afectar a Jara.
La gran incógnita radica en el votante huérfano: los simpatizantes de Parisi y los indecisos que no fueron seducidos por ninguna propuesta en primera vuelta. Mientras Jara apuesta por consolidar al centroizquierda y evitar fugas, Kast intentará atraer a los sectores desencantados prometiendo orden, seguridad y una ruptura con el actual modelo de gobierno.
El 14 de diciembre definirá rumbo, modelo económico y control político
La segunda vuelta no solo decidirá quién sucederá a Boric. También marcará si Chile vira hacia un modelo de derecha más dura bajo Kast o si mantiene el eje progresista con Jara, en medio de un contexto latinoamericano donde las transiciones políticas han mostrado volatilidad.
El próximo mes será crucial. Ambos candidatos ya afinan sus estrategias mientras el país observa, dividido y expectante, una elección que se perfila como una de las más tensas desde el retorno a la democracia.
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