El conteo de votos en Honduras mantiene al país en suspenso tras más de 15 horas de escrutinio preliminar sin un ganador claro. La diferencia entre Nasry «Tito» Asfura, del Partido Nacional, y Salvador Nasralla, del Partido Liberal, se ha reducido a poco más de 4.000 votos, lo que refleja una contienda que podría dar un vuelco en cualquier momento. Las autoridades electorales reconocieron retrasos técnicos y la publicación intermitente de datos acentuó la incertidumbre. Mientras tanto, el oficialismo quedó relegado al tercer lugar con Rixi Moncada. La nación observa, inquieta pero en calma, cómo avanza el proceso.
Retrasos, acusaciones y un país en pausa
El clima político en Tegucigalpa cambió en cuestión de horas. Lo que comenzó como una jornada electoral relativamente ordenada derivó en un escrutinio lento, cuestionado y bajo el asedio de rumores. Con más de 55% de las mesas procesadas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) colocó a Asfura con 40% de los votos y a Nasralla con 39,8%, una diferencia de apenas 0,22 puntos que encendió la alarma en ambos campamentos. Moncada, con alrededor de 19%, quedó muy lejos de la pelea por la presidencia.
La participación alcanzó aproximadamente 2,8 millones de votantes. Sin embargo, la noche electoral estuvo marcada por fallas técnicas que retrasaron el primer corte. Asfura exigió a la presidenta del CNE que acelerara la entrega de datos. «No tengamos al país en ascuas, en tinieblas», reclamó en una declaración cargada de tensión. Las críticas se intensificaron cuando las cifras dejaron de actualizarse durante varias horas.
Además, el proceso se vio envuelto por un incidente en el que observadores internacionales denunciaron agresiones y expulsiones en centros de votación por parte de simpatizantes del partido Libre. Consejeros del CNE rechazaron enérgicamente los hechos y recordaron que ningún actor político puede impedir la presencia de misiones extranjeras.
La sombra de Washington: el apoyo de Trump y un mensaje de la embajada
El proceso electoral recibió atención internacional inusual. El presidente de EE. UU., Donald Trump, expresó días antes su respaldo a Asfura, a quien definió como «el único verdadero amigo de la libertad en Honduras». Su declaración incluyó una promesa de cooperación futura y la insinuación de un eventual indulto para el exmandatario hondureño Juan Orlando Hernández, condenado en ese país por narcotráfico.
La embajada estadounidense, sin embargo, mantuvo una línea institucional. Aplaudió la alta participación y pidió que los resultados reflejaran «la voluntad del pueblo hondureño». El mensaje buscó desmarcarse de la disputa y reforzar el papel de los observadores de la OEA.
Mientras tanto, Nasralla acusó al CNE de publicar un «resultado manipulado» y sostuvo que muchas actas clave todavía no se contabilizaban. Señaló que el partido Libre influyó en las primeras decisiones del organismo electoral y aseguró que podría revertir la ventaja cuando llegue el resto de las actas urbanas.
El escrutinio avanza entre presión y expectativas
A lo largo de la madrugada del lunes continuó la llegada de maletas electorales al centro de cómputo del Infop. Los equipos técnicos siguieron escaneando y transmitiendo actas en medio de un ambiente de vigilancia permanente. En cada corte, la diferencia se redujo ligeramente, lo que elevó la tensión en los comandos de ambos candidatos.
En este contexto, dirigentes del Partido Nacional llamaron a defender «cada voto» y pidieron a sus mesarios no abandonar las juntas. Del lado liberal, la instrucción fue mantener la calma y esperar la actualización completa del sistema. El expresidente Manuel Zelaya, por su parte, pidió a la militancia de Libre «mantenerse en pie de lucha» hasta obtener el 100% de las actas.
La situación mantiene al país dividido entre la esperanza de sus simpatizantes y la preocupación por un posible conflicto poselectoral. Aunque el ambiente sigue tranquilo, persiste la sensación de que cualquier anuncio puede detonar celebraciones o reclamos inmediatos.
Honduras enfrenta un cierre electoral decisivo
Todo indica que el resultado dependerá de las últimas actas por procesar. Asfura busca capitalizar el respaldo público que recibió y proyectarse como un retorno conservador. Nasralla apuesta a que la tendencia se incline hacia él cuando lleguen las actas pendientes. Moncada, con un tercer puesto consolidado, intenta mantener cohesionada a su base frente a un escenario adverso.
El país espera un cierre largo y complejo. Ningún candidato puede declararse ganador sin correr riesgos políticos. Los observadores internacionales continúan su labor en un clima que exige transparencia adicional.
Honduras vive otra elección definitoria, marcada por una disputa voto a voto que refleja su polarización interna.
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