El cantante de música regional mexicana, Natanael Cano, originario de Hermosillo, Sonora, fue amenazado de muerte a través de un narcomensaje firmado por un integrante de Los Matasalas, célula armada vinculada con Los Chapitos.
La amenaza incluye a otros artistas
El mensaje, hallado cerca de una preparatoria en Hermosillo, no solo menciona a Natanael Cano, sino también a otros artistas del género regional como Tito Torbellino Jr. y Javier Rosas, así como a grupos locales de Hermosillo, Guaymas, Obregón y Navojoa.
El narcomensaje advierte:
“Señores artistas del medio regional y influencers, se les hace un atento llamado de advertencia… Dedíquense a lo suyo, que es la profesión de ser músicos. Si no hacen caso a esta advertencia, serán fusilados”.
Acusaciones de vinculación con Los Salazar
La amenaza está relacionada con supuestas colaboraciones económicas y de influencia gubernamental por parte de los mencionados artistas con el grupo delictivo conocido como Los Salazar, facción rival de Los Chapitos. Los responsables del mensaje, identificados como Los Matasalas, señalaron que no se trata de una represalia por realizar corridos, sino por presuntas acciones ilegales y apoyo financiero al grupo rival.
Contexto del conflicto criminal en sonora
El narcomensaje se produce en el marco del conflicto entre Los Chapitos y Los Mayitos, grupos derivados del Cártel de Sinaloa que disputan el control territorial en el estado de Sonora.
Los Matasalas, vinculados a los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán, han sido descritos como una facción armada que se encarga de mantener la supremacía de Los Chapitos en Sonora, en su lucha contra Los Salazar.
Respuesta de las autoridades y el contexto artístico
El hallazgo de este mensaje subraya el riesgo que enfrentan algunos artistas del género regional mexicano debido a la temática de sus canciones y posibles vinculaciones con el crimen organizado. Hasta el momento, las autoridades no han emitido un pronunciamiento oficial sobre medidas de seguridad para los artistas mencionados.
El caso de Natanael Cano y otros músicos pone de manifiesto cómo la violencia del crimen organizado impacta al ámbito cultural y musical en México, especialmente en estados como Sonora, donde la disputa por el control del territorio continúa siendo feroz.
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