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    Bolsonaro detenido: Brasil ordena arresto preventivo del ex mandatario en plena tensión política

    La detención de Jair Bolsonaro desató un nuevo terremoto político en Brasil. El ex presidente, condenado a 27 años y tres meses de prisión por intentar un golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022, fue arrestado este sábado en su casa de Brasilia. La Corte Suprema ordenó prisión preventiva para “garantizar el orden público”, un argumento que remarca la gravedad que las instituciones atribuyen al caso. Su captura llega en un momento de alta polarización y tras semanas de presión judicial, mientras sus aliados más cercanos también enfrentan órdenes de captura.

    Corte Suprema ejecuta la orden y aumenta la presión sobre su círculo cercano

    Bolsonaro fue detenido a las 6:00 de la mañana por agentes de la Policía Federal. Ya estaba bajo arresto domiciliario desde agosto por incumplir medidas cautelares, pero la prisión preventiva marca un giro más contundente. Según reportes de medios brasileños, el Supremo Tribunal consideró que su conducta representaba un riesgo para la estabilidad institucional.

    La orden se ejecutó un día después de que la defensa del ex mandatario pidiera cumplir la condena en casa por motivos de salud. Sin embargo, el Supremo no solo negó esa vía, sino que avanzó contra otros implicados en la trama. El diputado Alexandre Ramagem, uno de los aliados más estrechos de Bolsonaro, también recibió orden de prisión preventiva tras supuestamente fugarse a Estados Unidos por rutas clandestinas.

    La condena contra Bolsonaro y su círculo se deriva de una acusación que lo señaló como líder de una “organización criminal” que buscó sabotear la transición de poder, desconocer las elecciones y mantenerlo en el cargo mediante una ruptura del orden democrático. La Fiscalía sostiene que el plan comenzó en 2021 con una campaña sistemática de descrédito contra el sistema electoral y escaló a intentos de generar caos social y militar.

    El fallo que selló su caída política

    El pasado 11 de septiembre, la Primera Sala del Supremo sentenció al ex mandatario con una votación de cuatro a uno. Los jueces concluyeron que Bolsonaro coordinó un intento de golpe de Estado junto a ex ministros, altos mandos militares y funcionarios de inteligencia. También determinaron que utilizó recursos del Estado para sostener una narrativa falsa de fraude electoral.

    La condena incluye varios agravantes. La Fiscalía lo identificó como “jefe” de la organización criminal que buscó impedir la toma de posesión de Lula da Silva. Además, la sentencia incorporó testimonios y pruebas aportadas por Mauro Cid, ex ayudante presidencial convertido en testigo clave, quien describió reuniones, estrategias y contactos que habrían impulsado la conspiración.

    Entre los coacusados aparecen figuras de alto nivel, como el ex director de inteligencia Alexandre Ramagem (16 años de prisión), el ex comandante de la Marina Almir Garnier (24 años), y otros ex altos funcionarios del gobierno. Según los magistrados, todos desarrollaron un plan articulado que incluyó protestas masivas, intentos de sabotaje y maniobras abiertas para provocar la intervención del Ejército.

    El asalto a Brasilia, el punto decisivo para el Supremo

    La acusación indica que la trama alcanzó su fase más crítica tras la toma de posesión de Lula, el 1 de enero de 2023. Una semana después, miles de bolsonaristas asaltaron la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia. La Fiscalía afirma que ese ataque fue la consecuencia directa de la campaña de Bolsonaro y que los grupos que actuaron habían sido alentados desde los altos mandos de su entorno.

    Bolsonaro niega haber ordenado o coordinado esos hechos, pero el tribunal consideró que la evidencia lo relaciona con una estrategia planificada para “romper el estado democrático de derecho”, según la sentencia redactada por el juez Cristiano Zanin.

    Un país dividido espera la reacción política

    La detención del ex presidente ocurre en un momento especialmente tenso para el gobierno de Lula da Silva, que ha buscado estabilizar el país tras años de polarización extrema. Mientras tanto, sectores de la derecha defienden a Bolsonaro como víctima de una supuesta persecución política, mientras analistas subrayan que el caso abre un precedente histórico en América Latina.

    La prisión preventiva coloca al ex mandatario en una situación jurídica más complicada y acelera la aplicación total de la sentencia. Las próximas horas serán clave para medir el clima social en Brasil y determinar si sus seguidores movilizan protestas.

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