El autorretrato surrealista El Sueño (La cama), de Frida Kahlo, se convirtió en la obra más cara de una mujer al venderse por 54.7 millones de dólares en Sotheby’s Nueva York. La pieza superó el récord previo de Georgia O’Keeffe y consolidó a Kahlo como una de las artistas más cotizadas del mundo. La venta ocurrió en un momento de alta expectativa en el mercado del arte y reafirmó el impacto cultural de la pintora mexicana. Además, la subasta hizo evidente el creciente interés por obras creadas por mujeres, un segmento antes subvaluado en el mercado internacional.
Un récord histórico que redefine el valor del arte femenino
El Sueño (La cama), pintado en 1940, refleja un periodo turbulento en la vida de Kahlo marcado por su compleja relación con Diego Rivera y su deteriorada salud. La obra muestra a la artista dormida sobre una cama colonial cubierta por una manta dorada con enredaderas, mientras un esqueleto tamaño natural —envuelto en dinamita y flores— descansa sobre los postes de madera. Esta composición desafía la lógica espacial y mezcla vida, muerte y misticismo en un solo plano visual.
La pieza fue adquirida por un comprador que participó mediante Anna Di Stasi, directora de Arte Latinoamericano en Sotheby’s. La casa había estimado un precio entre 40 y 60 millones de dólares, rango que la pintura alcanzó sin dificultad gracias al interés global por la obra de Kahlo. La misma pieza había sido vendida en 1980 por apenas 51 mil dólares, un contraste que revela cómo ha evolucionado el mercado del arte latinoamericano.
Además del nuevo récord, Kahlo desplaza su propia marca anterior, pues Diego y yo, vendida en 2021 por 34.9 millones de dólares, ocupaba el tercer lugar histórico entre las obras más caras pintadas por una mujer. Por debajo se encuentra Untitled, de Joan Mitchell, y Miss January, de Marlen Dumas, la artista viva más cotizada.
Sotheby’s destacó que la obra refleja la manera en que Kahlo integró la muerte en la vida cotidiana. El esqueleto —más cercano a una calaca tradicional mexicana que a la iconografía europea— acompaña a la artista sin intención de aterrorizar. Esta forma de representar la muerte, íntima y persistente, distingue el lenguaje visual de Kahlo y explica parte de su impacto cultural.
La subasta también marcó hitos para otras artistas y obras importantes. Interior with Sudden Joy, de Dorothea Tanning, alcanzó 3.4 millones de dólares, convirtiéndose en la venta más alta de su carrera. Asimismo, nombres como Remedios Varo, René Magritte y Salvador Dalí destacaron con ventas millonarias, reforzando el atractivo de la sesión para los coleccionistas internacionales.
Un mercado en ascenso para el arte latinoamericano
La venta de El Sueño (La cama) confirma el impulso global hacia la revaloración del arte creado por mujeres y artistas latinoamericanos. En la última década, este sector ha registrado incrementos constantes en precios, visibilidad y presencia en museos. El caso de Kahlo es paradigmático: su figura se ha convertido en un símbolo cultural y político, con una demanda que supera con frecuencia los récords previos.
Expertos del mercado del arte aseguran que este tipo de ventas crea una tendencia positiva para obras de autoras que anteriormente permanecían subvaloradas. Las casas de subastas han incrementado la promoción de colecciones dedicadas a artistas latinoamericanas, anticipando un crecimiento sostenido.
La obra de Kahlo, marcada por la introspección, el dolor físico y la identidad mexicana, continúa generando fascinación mundial. Su huella estética sigue extendiéndose a cinematografía, moda y activismo, convirtiéndola en una de las figuras más influyentes del siglo XX.
Mientras Sotheby’s celebra un récord histórico, el mercado del arte reafirma que el legado de Frida Kahlo sigue en expansión. La venta de esta pieza no solo rompe cifras, también coloca un nuevo estándar para las mujeres artistas que buscan un lugar en el canon global.
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