El presidente de EE. UU., Donald Trump, lanzó una advertencia directa al gobierno mexicano al anunciar que ya autorizó la documentación para imponer un arancel del 5% si México no entrega de inmediato los 246.6 millones de metros cúbicos que, según Washington, siguen pendientes bajo el Tratado de Aguas de 1944. El mandatario afirmó que la falta de cumplimiento ha provocado daños severos en cultivos y ganado de Texas, mientras insiste en que el adeudo total acumulado en cinco años asciende a más de 986 millones de metros cúbicos.
La declaración elevó de golpe la tensión bilateral, justo cuando México enfrenta protestas internas por la recién aprobada Ley General de Aguas. Trump sostuvo que cada día de retraso “perjudica más a nuestros agricultores”, y exigió una solución inmediata. También sostuvo un encuentro en la Casa Blanca con líderes agrícolas del sur de Texas, el gobernador Greg Abbott y el senador Ted Cruz, quienes han impulsado mayor presión diplomática hacia México.
Presión creciente desde Texas hacia la Casa Blanca
Trump detalló que su advertencia se sostiene en la supuesta violación del acuerdo de 1944, el cual establece que EE. UU. debe enviar 1,850 millones de metros cúbicos al año desde el río Colorado a México, mientras México debe aportar 2,185 millones desde el río Bravo en ciclos de cinco años. El presidente aseguró que México sigue sin cumplir y que esa falta de entrega ha golpeado directamente la economía agrícola texana. Su mensaje en Truth Social incluyó un reclamo frontal sobre daños a cultivos y ganado que describió como “hermosos”, reforzando su narrativa de protección al campo estadounidense.
El gobierno estadounidense ha utilizado esta disputa como una palanca política interna. La presencia de figuras como Abbott y Cruz en la reunión refleja una estrategia coordinada para amplificar el descontento de productores que, según fuentes locales en Texas, enfrentan sequías intermitentes y costos de producción al alza. El sector agrícola, clave en el sur del estado, reclama que México no está cumpliendo con los flujos hídricos pactados y exige respuestas inmediatas.
La secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, añadió más tensión al calificar que el sector vive una crisis “peor que cualquiera que la mayoría de los agricultores hubiera experimentado”. Anunció que el gobierno otorgará apoyos el 28 de febrero de 2026 y adelantó que los agricultores conocerán los montos antes de finalizar el año. Trump, al retomar el tema en conferencia, reiteró: “Amamos a nuestros agricultores”, y confirmó un rescate de 12,000 millones de dólares que provendrán de un fondo de su secretaría.
Nueva Ley de Aguas en México agita el escenario interno
En paralelo a la ofensiva de Washington, México enfrenta su propio conflicto. La reciente aprobación de la Ley General de Aguas detonó protestas de productores nacionales que acusan falta de claridad en la distribución del recurso y riesgos para zonas agrícolas. Aunque el gobierno mexicano ha defendido la reforma, la presión externa de EE. UU. podría complicar la narrativa interna y crear un ambiente más tenso para las autoridades federales.
La combinación de protestas nacionales y presión internacional crea un escenario incómodo para México. Si bien el tema del agua ha sido recurrente entre ambos países, Trump mantiene un enfoque más confrontativo que prioriza medidas comerciales rápidas. Analistas señalan que un arancel del 5% tendría efectos inmediatos en sectores exportadores mexicanos, lo que podría desatar una respuesta formal del gobierno mexicano ante una posible medida considerada unilateral.
La advertencia también resuena en momentos donde la interdependencia comercial es más sensible. Un conflicto hídrico escalado podría influir en otros temas bilaterales, como migración y energía, ámbitos donde ambos países mantienen negociaciones permanentes. México podría intentar acelerar su entrega de agua para evitar un choque económico mayor, aunque funcionarios mexicanos han señalado en otros momentos que las variaciones climáticas y los ciclos hidrológicos complejos dificultan el cumplimiento puntual.
Trump, decidido a fijar tiempos estrictos, insiste en que la liberación del agua debe ser inmediata. Su mensaje, directo y sin matices, busca enviar una señal a su base política agrícola de que su gobierno actúa con firmeza. El reto para México será responder sin perder margen de negociación y sin encender tensiones internas ya presentes por la reforma hídrica.
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