En México, la desigualdad de género sigue siendo un factor determinante en la calidad de vida de las mujeres, limitando su acceso a ingresos, empleo y derechos sociales. Esto se refleja en que, al cierre de 2022, el 36.9 % de las mujeres en el país se encontraban en situación de pobreza, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
De este porcentaje, el 29.8 % se encuentra en pobreza moderada, lo que implica que, si bien pueden costear sus alimentos, enfrentan dificultades para cubrir otros bienes y servicios básicos. Mientras tanto, el 7.2 % de las mujeres viven en pobreza extrema, lo que significa que sus ingresos son insuficientes incluso para adquirir la canasta alimentaria mínima.
Tendencias en la pobreza femenina en México
Los datos de Coneval muestran que la prevalencia de la pobreza en mujeres ha variado en los últimos años:
- 2016: 43.9 % de las mujeres estaban en pobreza (36.6 % en pobreza moderada y 7.3 % en pobreza extrema).
- 2018: 42.6 % de las mujeres en pobreza (35.6 % moderada y 7.0 % extrema).
- 2020: 44.4 % de las mujeres en pobreza (35.9 % moderada y 8.5 % extrema), el nivel más alto registrado en la última década, impulsado por la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19.
- 2022: 36.9 % de las mujeres en pobreza (29.8 % moderada y 7.2 % extrema), reflejando una reducción respecto a años anteriores, pero aún con cifras preocupantes.
Si bien hay una tendencia a la baja en la pobreza femenina en 2022, la realidad es que persisten condiciones estructurales que mantienen la vulnerabilidad económica de las mujeres.
Causas estructurales de la pobreza en mujeres
El informe destaca que la pobreza en mujeres es resultado de múltiples factores estructurales de desigualdad, entre ellos:
- Brecha salarial: En México, las mujeres ganan entre un 15 % y un 30 % menos que los hombres por el mismo trabajo.
- Mayor carga de trabajo no remunerado: Se estima que las mujeres destinan más del doble de tiempo que los hombres a tareas domésticas y de cuidado, lo que limita su acceso al empleo formal.
- Falta de acceso a educación y oportunidades laborales: Muchas mujeres enfrentan obstáculos para continuar su formación académica o insertarse en el mercado laboral, especialmente en comunidades rurales.
- Discriminación en el empleo: El acceso de las mujeres a cargos de liderazgo y mejores oportunidades laborales sigue siendo limitado.
- Condiciones de vulnerabilidad social: Factores como la violencia de género y el acceso limitado a servicios de salud y vivienda afectan el bienestar de las mujeres en situación de pobreza.
¿Cómo cerrar la brecha de pobreza en mujeres?
Especialistas han señalado que para combatir la pobreza en mujeres es necesario implementar estrategias de política pública con enfoque de género, tales como:
- Incremento del salario mínimo: Garantizar que los ingresos de las mujeres sean suficientes para cubrir sus necesidades básicas y las de sus familias.
- Acceso equitativo a empleos formales: Promover medidas que faciliten la inclusión de mujeres en sectores con mejores salarios y estabilidad laboral.
- Ampliación de programas de apoyo social: Asegurar que los programas gubernamentales beneficien directamente a las mujeres en pobreza.
- Mayor acceso a educación y capacitación laboral: Fomentar mayores oportunidades educativas y cursos de formación profesional con perspectiva de género.
- Fortalecimiento de las redes de cuidado infantil: Implementar guarderías y licencias de maternidad más flexibles, para que las mujeres no se vean obligadas a abandonar el empleo para cuidar a sus hijos.
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