Lo que prometía ser una jornada de acompañamiento y búsqueda encabezada por autoridades federales y estatales en el Rancho Izaguirre, señalado como presunto centro de exterminio y adiestramiento del crimen organizado, terminó por convertirse en un acto de indignación y denuncia por parte de colectivos de familias de personas desaparecidas.
Durante el recorrido —organizado tras la entrega oficial del caso a la Fiscalía General de la República (FGR)—, madres buscadoras irrumpieron en llanto, frustración y rabia ante lo que consideraron una visita controlada, con acceso limitado y evidencia presuntamente manipulada por las autoridades.
“¡Aquí hay algo, esto está hueco!”
Uno de los momentos más dolorosos quedó grabado por medios de comunicación y difundido en redes sociales: una madre se lanzó al piso de una habitación, golpeando el suelo mientras suplicaba que se excavara el lugar. “Mira, ven, tócale aquí, mira cómo suena, está hueco”, decía entre lágrimas a otras buscadoras, señalando el sitio como una posible fosa clandestina.
El área, según denunciaron, no había sido excavada ni analizada por la fiscalía, pese a los indicios detectados por los colectivos. La mujer buscaba a su hijo y a su sobrino, desaparecidos desde hace años.
La periodista Marcela Turati compartió el momento en su cuenta de X: «Dentro del rancho, el terror. Una madre tirada en el piso, llorando a gritos, en trance, rodeada de cámaras de TV, queriendo excavar con sus uñas… Las que descubrieron el sitio, indignadas: la fiscalía había levantado todo«.
Colectivos acusan manipulación y simulación
Integrantes del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco calificaron la visita como un “teatro” y acusaron a la Fiscalía del Estado de Jalisco de haber limpiado y arreglado el lugar antes del ingreso. “Lo pintaron, lo barrieron, lo acomodaron todo. Es un circo, una burla para nuestro dolor”, denunció Patricia Sotelo, madre de Fanny Areli, desaparecida desde hace cuatro años.
También señalaron que muchas zonas del rancho no han sido exploradas a pesar de múltiples alertas. “Hay prendas ocultas entre piedras, lugares con reportes previos de restos humanos a los que no nos dejan entrar”, sostuvo Raúl Servín, quien busca a su hijo desde 2018.
Varios familiares tuvieron que esperar por horas bajo el sol para ingresar, mientras influencers y medios ya recorrían el sitio. “¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!”, gritaban con fuerza al exterior.
Hallazgos, irregularidades y omisiones
El Rancho Izaguirre fue intervenido por primera vez en septiembre de 2024 por la Guardia Nacional. Sin embargo, según el fiscal Alejandro Gertz Manero, la fiscalía estatal no levantó huellas ni clasificó evidencia, ni siquiera se aseguró el sitio o se interrogó a pobladores de la zona.
Entre los hallazgos previos reportados por la FGR se encuentran identificaciones de personas que hoy están detenidas en otros estados, lo que refuerza la hipótesis de que el lugar fue un campo de reclutamiento y adiestramiento del crimen organizado, posiblemente vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
También se han encontrado cientos de prendas de vestir, maletas, calzado y fragmentos óseos, como los descubiertos por los colectivos el pasado 5 de marzo.
Limitaciones en el recorrido y ausencia de autoridades
Las madres buscadoras denunciaron que solo se les permitió estar 20 minutos en el sitio, bajo estricta vigilancia de la Guardia Nacional, la Policía Estatal y la FGE, sin libertad de movimiento para realizar sus búsquedas.
Además, criticaron la ausencia del fiscal general Alejandro Gertz Manero y del fiscal estatal Salvador González, quienes habían prometido estar presentes. “Entramos a ver un museo, no un campo de exterminio. Y mientras tanto, seguimos sin respuestas”, sentenciaron.
Una deuda con las víctimas
Aunque la FGR ha asumido el caso y se comprometió a esclarecer los hechos, los colectivos exigieron transparencia, acceso libre al predio y que se respete el conocimiento empírico de las buscadoras, quienes por años han llenado el vacío de las instituciones.
“Nosotras sabemos cómo buscar. Lo que pedimos no es espectáculo, sino verdad y justicia”, sentenció una de las madres al salir del rancho.
El Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, permanece bajo investigación federal. Para las familias, el dolor y la exigencia de justicia no cesan. Su consigna sigue siendo la misma: “Hasta encontrarles”.
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