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    Fondue: el platillo suizo que une a todos en la mesa

    El fondue, una tradición culinaria suiza que se ha convertido en un ícono social en muchas partes del mundo, es mucho más que una simple receta. Es la forma perfecta de reunir a amigos y familiares alrededor de una mesa, disfrutando no solo de su delicioso sabor, sino también de una experiencia compartida que se remonta siglos atrás.

    Historia del fondue: de las montañas suizas al mundo

    La historia del fondue comienza en los Alpes suizos, donde las duras condiciones invernales obligaron a los habitantes a buscar maneras de aprovechar lo que tenían a mano. En el siglo XIX, las familias suizas comenzaron a derretir quesos locales como el Gruyère y el Emmental, combinándolos con pan duro y vino para crear un platillo cálido y nutritivo que les permitiera sobrellevar los fríos meses de invierno.

    La receta original del fondue de queso es sencilla pero deliciosa: una mezcla de queso derretido, vino blanco y un toque de ajo, en la que se sumergen trozos de pan. Este platillo, que en sus inicios era un recurso para aprovechar los restos de comida, fue evolucionando con el tiempo y ganando popularidad. A finales del siglo XIX y principios del XX, el fondue se consolidó como un símbolo de la gastronomía suiza.

    El fondue llega al mundo

    No fue hasta mediados del siglo XX que el fondue comenzó a tener la visibilidad internacional que conocemos hoy. En los años 60 y 70, la moda del fondue explotó en Francia y Estados Unidos, gracias a su capacidad de reunir a las personas en torno a una mesa y crear una atmósfera relajada y divertida. El platillo pasó de ser una tradición regional a convertirse en una comida socialmente interactiva, ideal para cenas, celebraciones y reuniones familiares.

    Variantes deliciosas: para todos los gustos

    Aunque el fondue de queso sigue siendo el más tradicional, con el paso de los años han surgido variantes que han conquistado paladares en todo el mundo:

    • Fondue de queso: El clásico, preparado con una mezcla de quesos suizos (como Gruyère y Emmental), vino blanco seco, ajo y un toque de kirsch (aguardiente de cereza). Es ideal para acompañar trozos de pan crujiente.
    • Fondue de carne: También conocido como «fondue bourguignonne», esta versión implica sumergir trozos de carne en aceite caliente. Es perfecto para quienes disfrutan de la carne bien cocida y acompañado de deliciosas salsas.
    • Fondue de chocolate: El fondue de chocolate es la versión más dulce y es un favorito de los postres. Se derrite chocolate con un poco de crema, y se pueden sumergir frutas frescas, malvaviscos o incluso galletas.
    • Fondue de frutas y otras variantes: En tiempos recientes, han surgido fondues más creativos, como el fondue de frutas y hasta versiones saladas, con calabaza, setas o incluso fondues veganos.

    Un platillo para todos

    Lo que hace al fondue un platillo único no es solo su versatilidad, sino la experiencia que ofrece. Cada uno de los comensales puede tomar su trozo de pan, carne o fruta, sumergirlo en la olla de queso o chocolate y disfrutar de la mezcla de sabores, mientras se comparten historias y risas.

    Es un platillo que trasciende fronteras, uniendo culturas y generaciones. Ya sea que prefieras la versión clásica de queso, te atrevas con la carne o te deleites con el chocolate, el fondue siempre será una forma perfecta de disfrutar la buena compañía y la buena comida. Y, por supuesto, siempre habrá una excusa para probar una nueva receta o variante, porque el fondue nunca pasa de moda.

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