José Barajas Mejía presentó su renuncia como fiscal general de Tabasco después de cinco meses en el cargo, en un contexto marcado por amenazas provenientes de grupos delictivos. El gobernador Javier May Rodríguez confirmó la decisión y aseguró que Barajas Mejía continuará su carrera militar.
Durante su gestión, el fiscal enfrentó episodios violentos significativos, como el ataque al antro “DBar”, que dejó seis muertos, y la balacera en el bar “Casita Azul”, con un saldo de siete fallecidos. Además, lideró operaciones de inteligencia que permitieron la captura de integrantes de La Barredora y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Su salida coincide con la reciente aprehensión de «Guasón».
Una decisión rodeada de incertidumbre
La renuncia de Barajas Mejía se dio a conocer durante la Mesa de Coordinación de Seguridad en Tenosique. El gobernador agradeció su labor y anunció que Óscar Tonathiu Vázquez Landeros, vicefiscal de Delitos Comunes, asumirá temporalmente la Fiscalía General del Estado mientras se designa un nuevo titular conforme a la ley.
El exfiscal había minimizado anteriormente las amenazas recibidas, atribuyéndolas a la desesperación de los grupos criminales por los resultados de las investigaciones y detenciones recientes. En febrero aseguró que solo dejaría el cargo «cuando la sociedad tabasqueña así lo decidiera». Sin embargo, en las últimas semanas se reportó su ausencia en el despacho, lo que avivó rumores sobre su salida, la cual finalmente se concretó este lunes.
Un panorama de violencia persistente
Tabasco enfrenta una crisis de violencia que, aunque ha mostrado una leve reducción, sigue registrando homicidios dolosos casi a diario. La salida de Barajas Mejía deja interrogantes sobre la continuidad de las estrategias de seguridad en el estado y la capacidad de su sucesor para afrontar estos desafíos.
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