Tesla enfrenta su peor escenario en años: sus acciones cayeron 6% este lunes en Nueva York, colocándose como la mayor pérdida del índice S&P 500, en medio de fuertes dudas sobre el rol de Elon Musk dentro del gobierno del presidente Donald Trump. La presión no solo viene de Wall Street; también empieza a sentirse en los pisos de venta.
Dan Ives, analista de Wedbush Securities, lanzó una advertencia sin matices: Musk debe abandonar su participación en el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Trump y volver a enfocarse exclusivamente en Tesla, o el daño a la marca será irreversible. “Tesla es Musk y Musk es Tesla”, escribió Ives en un reporte, asegurando que quienes aún minimizan el deterioro de la imagen de la compañía deberían hablar directamente con los consumidores en EE. UU., Europa y Asia.
La acción de Tesla ha perdido cerca del 44% de su valor en lo que va del año, un desplome atribuido a la reacción negativa de los consumidores ante la figura cada vez más política y polarizante de Musk. La situación se agrava con el anuncio de que Tesla retrasará varios meses el lanzamiento de su vehículo eléctrico de bajo costo, una estrategia clave para reactivar la demanda que ahora queda en el aire.
Un CEO a medio tiempo en un momento crítico
Los inversionistas no solo están preocupados por el daño reputacional. Musk, oficialmente un «empleado gubernamental especial», está limitado a trabajar 130 días al año en su cargo en Washington. Aunque se espera que renuncie al puesto al finalizar ese periodo, su prolongada ausencia ya dejó cicatrices.
Hace apenas dos semanas, Ives recortó su precio objetivo de las acciones de Tesla en un 43%, citando la crisis de identidad de la empresa y su exposición a las políticas comerciales de Trump, en particular los aranceles con China, un mercado vital que generó más de una quinta parte de los ingresos de Tesla en 2024.
La vinculación de Musk con la administración Trump no pasa desapercibida: se ha convertido en un rostro visible de los esfuerzos por reducir el tamaño del gobierno federal, lo que ha generado rechazo entre los consumidores progresistas, precisamente quienes impulsaron a Tesla en su auge inicial.
Resultados en puerta y más incertidumbre
Este martes, Tesla presentará sus resultados del primer trimestre bajo una presión sin precedentes. Las preguntas ya están sobre la mesa: ¿cómo impactarán las nuevas tarifas a la rentabilidad? ¿Habrá avances reales en la conducción autónoma y los planes de robotaxis? ¿Qué pasará con el volumen de ventas proyectado para 2025?
Mientras tanto, la empresa enfrenta protestas continuas y un posible colapso de entre el 15% y el 20% de su futura demanda, de acuerdo con estimaciones de Wedbush. “Tesla está en una encrucijada histórica”, advierte Ives: si Musk regresa a Tesla a tiempo completo, la empresa puede recuperar parte de su impulso. Pero si decide quedarse en la Casa Blanca, las consecuencias para la compañía podrían ser permanentes.
A pesar del panorama sombrío, Ives mantiene una calificación de “superior al mercado” para Tesla, apostando a que, en el largo plazo, sigue siendo una de las empresas tecnológicas más disruptivas del mundo. Claro, siempre y cuando su fundador recuerde dónde empezó todo y a quién realmente debe rendir cuentas.
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