La semana pasada, el real brasileño sufrió la mayor devaluación de su historia, cayendo frente al dólar de 5,81 a 6,11 en menos de 48 horas. Este retroceso posicionó al real como la segunda moneda con peor desempeño global en noviembre, solo detrás del rublo ruso. La causa inmediata fue el anuncio del Ministro de Hacienda, Fernando Haddad, sobre un paquete fiscal que incluye una exención de impuestos para quienes ganen hasta 5.000 reales (837 dólares) al mes, beneficiando a unos 30 millones de brasileños, pero dejando dudas sobre cómo se compensará la pérdida de recaudación.
Exención fiscal: un arma de doble filo
La propuesta fiscal, que entraría en vigor en 2026 tras ser aprobada por el Congreso, también contempla un impuesto del 10% para ingresos superiores a 50.000 reales (8.369 dólares) al mes. Sin embargo, expertos consideran esta compensación insuficiente. Según el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), solo el 1% de la población estaría sujeto a este nuevo impuesto.
El economista Alexandre Schwartsman, exdirector del Banco Central, expresó su preocupación: «La exención en sí no es el problema, sino el contexto fiscal del país. El gobierno debía presentar un plan de reducción del gasto público, pero anunció medidas que agravan el déficit».
Deuda pública y déficit en máximos históricos
El Banco Central de Brasil publicó un informe alarmante: la deuda pública superó los 9 billones de reales (1,5 billones de dólares), alcanzando el 78,64% del PIB, un récord histórico. Además, el déficit nominal subió al 8,53% del PIB en octubre. Estas cifras podrían llevar al Banco Central a elevar la tasa Selic, actualmente en 11,25%, en 0,75 puntos porcentuales en la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) en diciembre.
Impacto en los mercados y crítica desde el Senado
La reacción de los mercados fue inmediata, con el real cayendo drásticamente frente al dólar. Mientras tanto, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, expresó reservas sobre la viabilidad de la exención fiscal: «No está en la agenda por ahora y solo será viable si hay condiciones fiscales claras». Este panorama refleja un desfase entre las metas políticas y la realidad económica del país.
Recortes en programas sociales y efectos en la población
El paquete fiscal incluye medidas de austeridad que afectarán a los sectores más vulnerables. Entre ellas:
- Ajustes limitados al salario mínimo, entre el 0,6% y el 2,5%.
- Restricciones en el programa Bolsa Familia, exigiendo reconocimiento biométrico de los beneficiarios.
- Reducción en ayudas para gas doméstico, basadas en el tamaño de las familias.
- Recortes en el programa Pé de Meia, que otorga pagos a estudiantes de bajos ingresos.
Según el Ministerio de Economía, estas medidas generarían un ahorro de 71.900 millones de reales (12.035 millones de dólares) hasta el fin del mandato de Lula en 2026. Sin embargo, los gastos en salud y educación, que crecen rápidamente, quedan excluidos de estas reducciones.
Críticas al Banco Central y tensiones políticas
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, acusó al Banco Central de no intervenir para frenar la devaluación del real, calificando su inacción como «un crimen contra el país». Por su parte, el ministro Rui Costa señaló que la dirección actual del Banco Central, liderada por Roberto Campos Neto, actúa de forma deliberada para generar inestabilidad económica.
El Banco Central, por su parte, ha advertido repetidamente sobre los riesgos de un gasto público descontrolado y sus implicaciones fiscales. Gabriel Galípolo, designado como próximo presidente de la institución, aseguró que solo intervendrán en el mercado de divisas si detectan disfunciones graves.
Perspectivas económicas y desafíos a futuro
El paquete fiscal presentado busca consolidar la estabilidad económica, pero los expertos advierten sobre posibles escenarios de crisis a mediano plazo. La deuda creciente, las limitaciones presupuestarias y las tensiones inflacionarias podrían llevar a una situación insostenible.
El economista Schwartsman señaló: «Es improbable que Brasil experimente una crisis fiscal como la de Grecia o Argentina debido a la naturaleza local de su deuda. Sin embargo, el riesgo de dominación fiscal está presente, lo que podría traducirse en inflación descontrolada y un Banco Central limitado en sus herramientas para intervenir».
Impacto en la economía cotidiana
La inflación ha afectado duramente a los consumidores brasileños. Según un estudio de la Universidad de São Paulo, el precio de alimentos básicos, como el pollo, ha alcanzado niveles históricos. Los productos tradicionales para las fiestas de fin de año, como el bacalao, han registrado aumentos de hasta el 18,4%.
El endeudamiento también es una preocupación creciente, con 72 millones de brasileños morosos y un aumento del 10% en el valor promedio de las deudas en 2024.
¿Un movimiento electoral arriesgado?
El anuncio de la exención fiscal junto con las medidas de austeridad ha sido interpretado como una estrategia electoral de Lula de cara a 2026. Sin embargo, expertos advierten que podría tener un efecto contraproducente al generar desconfianza en la gestión económica.
Celso Ming, analista económico, escribió: «El desfase continuará, debilitando la confianza en el gobierno y fortaleciendo al dólar. Lula podría descubrir que esta jugada política le salió cara».
Conclusión: un futuro incierto
Mientras el gobierno busca equilibrar sus promesas electorales con la presión fiscal, la economía brasileña enfrenta retos significativos. El éxito de estas medidas dependerá no solo de su implementación, sino también de la capacidad del Ejecutivo para manejar las crecientes tensiones políticas y económicas.
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