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    Aranceles en Asia impulsan ganadería mexicana ante menor demanda de carne de Estados Unidos

    La imposición de nuevos aranceles por parte de países asiáticos a la carne proveniente de Estados Unidos está provocando un giro en el comercio global de productos cárnicos. Este reacomodo podría beneficiar directamente a México, al generar precios más competitivos y una mayor oferta en el mercado nacional.

    De acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), estas restricciones arancelarias representan una oportunidad para México, tanto para el consumo interno como para fortalecer su propia industria ganadera. Ernesto Salazar Castillo, economista de la organización, explicó que el fenómeno se sentirá sobre todo en la carne de cerdo, donde México ya es el principal comprador de EE. UU., absorbiendo el 35 por ciento de sus exportaciones.

    Con China y Japón —segundo y tercer destino en importancia para la carne estadounidense— aplicando medidas similares en respuesta a la política comercial del presidente Donald Trump, gran parte de los envíos que ya no ingresen a esos países podría redirigirse al mercado mexicano.

    Según Salazar, este excedente provocará una mayor competencia en el mercado nacional. «Estados Unidos tendrá que buscar dónde colocar ese volumen de carne, y México, con un consumo elevado, representa un destino viable. Esto puede presionar a la baja los precios al consumidor mexicano», sostuvo.

    Mercado dinámico y mayor consumo interno impulsan la demanda

    Este fenómeno no solo se limita al cerdo. También se espera un impacto en otros productos como pollo y res, donde México figura entre los principales compradores a nivel global. Corea del Sur, China y Japón concentran la demanda de res estadounidense, por lo que su repliegue abre nuevas ventanas para otros destinos, incluido el mexicano.

    Además, la tendencia del consumo interno de carne en México sigue al alza. Comecarne reporta que el consumo per cápita subió de 79.2 a 82 kilogramos en 2024. Esto se debe en parte al aumento sostenido del salario mínimo, los programas sociales y el flujo constante de remesas.

    La organización estima que México consume más de 10.7 millones de toneladas de carne al año, una cifra que podría escalar si se aprueba la reforma laboral para reducir la jornada de trabajo. El sector considera que más tiempo libre podría traducirse en mayores hábitos de consumo, especialmente en productos cárnicos como pollo, cerdo, pavo y carnes frías.

    El reacomodo comercial que está generando la administración Trump podría, paradójicamente, terminar beneficiando a México al ofrecer productos más baratos, sin necesidad de modificar sus acuerdos bilaterales. En este escenario, la ganadería mexicana no solo ganaría en acceso y abasto, sino también en competitividad.

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