Con una votación de infarto, la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó por 215 votos contra 214 el ambicioso paquete económico del presidente Donald Trump, que incluye extensión de recortes fiscales, nuevas exenciones impositivas y un fuerte aumento del gasto militar y migratorio. El resultado expone las fracturas internas del Partido Republicano y lanza la iniciativa al Senado, donde se esperan tensas negociaciones.
La ley, bautizada por Trump como el «One Big Beautiful Bill», representa uno de los pilares de su nueva agenda económica y fiscal. El proyecto extiende exenciones tributarias aprobadas durante su primer mandato por un monto de 4,5 billones de dólares, e introduce otras nuevas como la eliminación de impuestos sobre propinas, horas extras y préstamos para automóviles.
Pero su costo fiscal ha despertado críticas, incluso dentro del propio bloque republicano. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) calculó que la medida incrementará el déficit en 3,8 billones de dólares en la próxima década. Para contrarrestar parcialmente el impacto, el proyecto contempla recortes en Medicaid y en el programa de cupones alimentarios, que podrían dejar sin cobertura médica a 8,6 millones de personas y sin asistencia alimentaria a 3 millones.
Una victoria con alto costo político
El presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, lideró intensas negociaciones durante varios días para asegurar los votos necesarios. Las concesiones de último minuto incluyeron cambios como la aceleración de requisitos laborales para Medicaid desde diciembre de 2026, y recortes más rápidos a los créditos fiscales para energías limpias. Aun así, dos republicanos votaron en contra y otros se abstuvieron.
Uno de los puntos más polémicos fue la duplicación de la deducción por impuestos estatales y locales (SALT), un beneficio para residentes de estados como Nueva York. También generó fricción la eliminación de incentivos a proyectos verdes, medida que preocupa a legisladores moderados.
Trump presionó con fuerza para evitar deserciones. Participó en reuniones privadas, recibió a los líderes republicanos en la Casa Blanca y calificó de «traición absoluta» cualquier intento de frenar la iniciativa. Tras la votación, celebró el resultado en redes sociales y pidió acción inmediata al Senado.
El paquete también asigna 350.000 millones de dólares en nuevos gastos, incluyendo 150.000 millones para el Pentágono y fondos para deportaciones masivas y seguridad fronteriza. Se creó incluso un fondo de 12.000 millones para reembolsar a los estados que colaboren con autoridades federales.
En un gesto simbólico, los republicanos renombraron un nuevo programa de ahorro infantil como cuentas «Trump», reemplazando su nombre original: MAGA.
Los demócratas denunciaron la iniciativa como una «estafa fiscal» que profundiza la desigualdad. Hakeem Jeffries, líder de la minoría, leyó testimonios de ciudadanos que perderán acceso a servicios esenciales. «Es un proyecto de ley muy feo», afirmó.
El Senado tiene previsto abordar la legislación antes del 4 de julio. Las diferencias internas en ambos partidos auguran una batalla legislativa con consecuencias de largo plazo para la economía estadounidense.
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