El Reino Unido anunció esta semana un plan de expansión militar que incluye la incorporación de aviones de combate con capacidad nuclear, nuevas fábricas de armamento, submarinos y una significativa alza en su gasto en seguridad. Según el primer ministro Keir Starmer, estas medidas responden al deterioro del entorno estratégico global y al temor de una retirada parcial de tropas estadounidenses en Europa.
La adquisición de 12 aviones F-35A con capacidad para portar bombas nucleares marca el regreso del Reino Unido a las plataformas de lanzamiento aéreo de armamento nuclear, una capacidad que había sido retirada en 1998. Estas aeronaves podrán cargar bombas B61 de fabricación estadounidense, lo que reforzará su participación en las misiones nucleares conjuntas de la OTAN.
“La agresión rusa amenaza a nuestro continente”, declaró Starmer al presentar la nueva estrategia de defensa, que define este momento como una “era de incertidumbre radical”.
El documento, elaborado bajo la dirección de George Robertson —ex secretario general de la OTAN—, argumenta que el Reino Unido debe prepararse para conflictos de alta intensidad, ya no solo contra actores no estatales.
Una inversión sin precedentes desde la Guerra Fría
Como parte del plan, Londres se comprometió a aumentar el gasto en seguridad nacional al 5 % del PIB para 2035. Esto incluye elevar el presupuesto de defensa al 3.5 %, más un 1.5 % considerado como gasto relacionado con la defensa. Actualmente, el Reino Unido destina el 2.3 %, lejos del 4.1 % que invertía en 1989 al final de la Guerra Fría.
Los recursos se utilizarán para expandir su flota de submarinos de ataque con propulsión nuclear, pasando de nueve a doce unidades. Además, el país planea construir un nuevo submarino cada 18 meses, algo sin precedentes en tiempos de paz. También invertirá al menos 2,000 millones de dólares en seis nuevas fábricas de municiones y explosivos, y establecerá un sistema nacional de suministro de armas.
El plan contempla la creación de un nuevo comando ciber-electromagnético y un refuerzo de sus capacidades espaciales, en respuesta al crecimiento de las flotas de satélites de Rusia y China. Según el informe, estos dos países aumentaron su número combinado de satélites operacionales en un 70 % entre 2019 y 2021.
Aviones F-35A y cooperación con la OTAN
El Reino Unido ya opera aviones F-35B, pero el modelo F-35A —más barato y con mayor capacidad de carga útil— permitirá misiones de disuasión nuclear junto a aliados de la OTAN. Estos cazas serán parte del programa de aeronaves con capacidad dual, que combina plataformas europeas con bombas nucleares adelantadas por EE. UU.
La empresa Lockheed Martin, fabricante del F-35A, ha entregado estos aviones a más de 20 países. Cada unidad tiene un costo mínimo de 89 millones de dólares, según estimaciones del Congreso estadounidense. El Ministerio de Defensa británico prevé adquirir un total de 138 aeronaves entre ambas variantes.
La expansión militar británica busca llenar posibles vacíos en la defensa europea ante una eventual reducción del compromiso militar de Estados Unidos en el continente, y reafirma el liderazgo de Londres como potencia nuclear europea.
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