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    Guardianes de la vida: especies mexicanas que luchan contra la extinción

    México posee una de las biodiversidades más ricas del planeta, pero varias de sus especies más emblemáticas enfrentan un futuro incierto. Desde la vaquita marina en el Golfo de California, hasta los jaguares en las selvas del sureste, pasando por el ajolote en los canales de Xochimilco y los polinizadores que sostienen gran parte de la producción alimentaria, el país tiene un reto histórico: conservar su patrimonio natural frente a amenazas como la pesca ilegal, la urbanización, el cambio climático y el uso de plaguicidas.

    La vaquita marina, un cetáceo al borde del abismo

    La vaquita marina, reconocida por ser el cetáceo más pequeño del mundo, habita exclusivamente en el Alto Golfo de California. Su población se ha desplomado en las últimas décadas debido a la pesca incidental, sobre todo en redes destinadas a capturar totoaba. Su baja tasa de reproducción y los problemas de endogamia agravan la situación.

    A pesar de medidas como la prohibición de redes de enmalle y la creación de refugios marinos, la especie se encuentra en estado crítico. Organismos como la Secretaría de Medio Ambiente y grupos de vigilancia comunitaria intentan frenar el tráfico ilegal, pero los resultados siguen siendo limitados.

    El jaguar, símbolo cultural y guardián de la selva

    El jaguar ha sido venerado desde tiempos prehispánicos como un símbolo de poder y espiritualidad. Actualmente, México alberga alrededor de 5,326 ejemplares, según el censo de 2024. Sin embargo, la especie enfrenta amenazas crecientes: la deforestación por actividades agrícolas y ganaderas, la fragmentación de su hábitat y la caza furtiva.

    Las iniciativas de conservación incluyen la creación de corredores biológicos en Campeche, Chiapas y Quintana Roo, así como programas de protección a cargo de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). La Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar también impulsa estrategias comunitarias para reducir la cacería ilegal.

    El ajolote, resiliencia en riesgo

    Conocido como “monstruo de agua” en náhuatl, el ajolote es un anfibio endémico de México famoso por su capacidad de regenerar extremidades y órganos. Es un ícono cultural que incluso aparece en la moneda nacional. Sin embargo, la contaminación y la urbanización en Xochimilco y otros cuerpos de agua han puesto en riesgo su supervivencia.

    De las 17 especies reconocidas, 16 solo habitan en México, lo que lo convierte en un verdadero tesoro biológico. Proyectos de la UNAM y de colectivos ambientales buscan restaurar su hábitat, implementar refugios y fomentar la adopción virtual para financiar programas de conservación.

    Polinizadores: aliados invisibles de la alimentación

    Abejas, mariposas, colibríes y murciélagos cumplen un papel esencial en la reproducción de plantas y cultivos. Se estima que el 85% de los alimentos en México dependen, al menos en parte, de su labor. Sin embargo, el uso indiscriminado de pesticidas, la pérdida de hábitat y el cambio climático los han llevado a un declive alarmante.

    Campañas para reducir agroquímicos y promover jardines urbanos para polinizadores se han multiplicado en los últimos años, aunque expertos advierten que los esfuerzos aún son insuficientes.

    El destino de estas especies no recae únicamente en autoridades o científicos, sino también en la sociedad. Acciones cotidianas como reducir el uso de plásticos, elegir productos locales, no tirar basura en ríos y lagos, y apoyar proyectos de conservación pueden marcar una diferencia. La biodiversidad mexicana no es solo un orgullo nacional: es la base de la vida y de la seguridad alimentaria.

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