El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a sacudir el tablero internacional con un discurso en el que planteó medidas radicales para terminar con la guerra en Ucrania. Según dijo, la OTAN debería prohibir las importaciones de petróleo ruso de inmediato y coordinar con los países aliados la imposición de fuertes aranceles a China, a quien acusa de sostener económicamente a Moscú. Con sus palabras, el mandatario abrió un nuevo frente de debate entre los aliados occidentales, en momentos en que el conflicto sigue sin una salida clara.
Trump endurece su postura frente a Rusia y China
Trump sostuvo que la clave para presionar al Kremlin no pasa solo por el campo de batalla, sino por cortar sus fuentes de financiamiento. Aseguró que “mientras haya países que sigan comprando petróleo ruso, la guerra no se detendrá”. En este punto, señaló directamente a Turquía y Hungría, dos naciones integrantes de la OTAN que han mantenido relaciones comerciales con Moscú pese a las sanciones internacionales.
“Turquía y Hungría no pueden seguir debilitando a la OTAN. Si la alianza quiere ser tomada en serio, debe actuar con contundencia contra Rusia”, enfatizó Trump durante su mensaje. La declaración genera tensiones internas, ya que ambos países forman parte de la estructura militar y política de la alianza, pero han mantenido posturas más flexibles frente a Moscú.
Además, Trump apuntó sus críticas a China. Según él, el gobierno de Xi Jinping está sosteniendo a Rusia mediante el comercio y debe recibir un golpe económico que le haga reconsiderar su respaldo. “La OTAN debería coordinar sanciones y establecer aranceles a China. Solo así se podrá cortar el flujo que mantiene viva la maquinaria de guerra rusa”, dijo el presidente.
Debate interno en la OTAN
La propuesta de Trump llega en un contexto en que los países de la OTAN han mostrado diferencias sobre cómo abordar el conflicto. Algunos aliados europeos, como Alemania y Francia, han defendido mantener abiertas las vías diplomáticas, mientras que otros, como Polonia y los países bálticos, reclaman más firmeza militar frente a Moscú. La exigencia de un veto inmediato al petróleo ruso podría profundizar esas divisiones, ya que varios socios aún dependen energéticamente de ese suministro.
En el caso de China, la alianza atlántica no ha adoptado sanciones conjuntas, aunque algunos países, como Estados Unidos y Reino Unido, ya han tomado medidas comerciales individuales. El planteamiento de Trump obligaría a los socios a discutir un frente común contra Pekín, un movimiento que tendría fuertes implicaciones en la economía global.
Reacciones y posibles consecuencias
Los analistas coinciden en que el discurso de Trump busca reforzar su imagen de líder fuerte en política internacional, especialmente de cara a los votantes que esperan una postura más dura frente a Rusia y China. Sin embargo, advierten que su propuesta no será sencilla de implementar. Por un lado, el embargo total al petróleo ruso afectaría a varias economías europeas; por otro, abrir una guerra comercial contra China podría generar una crisis en cadenas de suministro globales.
Desde Moscú, funcionarios cercanos al Kremlin desestimaron las palabras de Trump, asegurando que “Rusia ya ha demostrado que sabe resistir sanciones”. En tanto, medios estatales chinos calificaron la propuesta como una “provocación absurda” y advirtieron que un aumento de aranceles sería respondido con medidas equivalentes.
Mientras tanto, la guerra en Ucrania continúa sin señales de una solución política inmediata. La presión de Washington, ahora amplificada con el discurso de Trump, añade un nuevo factor de tensión en un escenario internacional ya marcado por la incertidumbre.
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