Un dron ucraniano se estrelló este sábado contra la refinería de Bashneft en Ufa, una de las plantas petroleras más grandes de Rusia, provocando un incendio que generó una columna de humo visible a kilómetros. Aunque no se reportaron víctimas, el ataque evidencia la capacidad de Kiev para alcanzar infraestructura estratégica a más de 1.400 kilómetros del frente.
La guerra alcanza la retaguardia rusa
Radiy Khabirov, jefe de la región de Bashkortostan, calificó el ataque como un acto terrorista y confirmó que otro dron fue derribado antes de impactar las instalaciones. “No hubo heridos. Los daños son menores y el incendio ya está siendo controlado”, señaló en su cuenta de Telegram.
El bombardeo se produce en un contexto de intensificación de la guerra energética: desde 2022, Ucrania ha atacado refinerías rusas para reducir la capacidad del Kremlin de financiar el conflicto. Este verano, oleadas similares provocaron la subida del combustible en Rusia y afectaron la distribución de derivados petroleros en varias regiones. Bashneft produce más de 150 productos y es un objetivo estratégico por su escala y ubicación.
Las imágenes difundidas muestran el dron aproximándose a la planta antes de estrellarse, generando llamas que rápidamente llamaron la atención de medios locales y observadores internacionales. Este ataque coincide con un nuevo asalto masivo de Rusia contra Ucrania, que incluyó un misil balístico Iskander-M/KN-23 y 164 drones.
La defensa ucraniana derribó o neutralizó 137 de ellos, evitando impactos mayores en nueve localidades y reduciendo los daños causados por fragmentos en otras tres.
Paralelamente, Rusia y Bielorrusia iniciaron la fase activa de las maniobras Západ-2025, en proximidad a la frontera polaca. El Ministerio de Defensa ruso informó que las prácticas incluyen simulaciones de eliminación de grupos enemigos, despliegue de bombarderos Tu-22M3, sistemas de misiles costeros y ejercicios en el archipiélago ártico con armas nucleares tácticas y misiles hipersónicos. La OTAN, en respuesta, reforzó su flanco oriental tras los recientes incidentes con drones rusos en Polonia.
Expertos internacionales advierten que estos ataques y ejercicios militares intensifican la tensión en Europa y pueden afectar los mercados energéticos. La infraestructura crítica rusa, como la refinería de Bashneft, se convierte en un blanco estratégico que podría repercutir en los precios del petróleo y la estabilidad regional, incluso en áreas lejanas al frente de combate.
El conflicto entre Ucrania y Rusia sigue escalando en múltiples frentes: ataques de precisión, defensa antiaérea sofisticada y maniobras militares de gran escala, combinadas con la presión diplomática internacional para reducir la violencia. Cada acción deja ver que la guerra se extiende más allá de los campos de batalla, tocando directamente la economía y la seguridad energética global.
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