La refinería de Kirishi, en la región de Leningrado, sufrió un ataque con drones ucranianos durante la madrugada del domingo, provocando un incendio y daños en la infraestructura, según confirmaron autoridades rusas y fuentes militares de Kiev. Este hecho se suma a la ofensiva previa sobre otras instalaciones estratégicas del país, aumentando la escasez de gasolina en varias regiones rusas.
El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania informó que unidades de sistemas no tripulados y operaciones especiales ejecutaron la incursión en coordinación con otros componentes de la defensa ucraniana. Tres drones fueron derribados en la zona, pero los restos de los aparatos impactaron la planta, causando un incendio que fue controlado por bomberos. No se reportaron víctimas.
Operada por Surgutneftegas, la refinería de Kirishi procesa entre 17,7 y 20 millones de toneladas métricas de petróleo al año, equivalentes a unos 355.000 barriles diarios. Produce cerca de 80 tipos de productos, incluyendo gasolina, diésel y combustible para aviación, abasteciendo también a las Fuerzas Armadas rusas.
Este ataque forma parte de una estrategia sostenida de Ucrania para afectar la infraestructura energética rusa y limitar los recursos que financian el esfuerzo bélico de Moscú. El Ministerio de Defensa ruso reportó que al menos 80 drones ucranianos fueron derribados durante la noche sobre territorio ruso, Crimea ocupada y el mar de Azov. Fotografías oficiales muestran columnas de humo elevándose desde la refinería.
Los drones se han consolidado como un arma central en el conflicto. Recientemente, varios drones rusos cruzaron la frontera con Polonia, obligando a la OTAN a desplegar aviones de combate y aumentando la preocupación por la posible escalada del conflicto más allá de Ucrania.
Crisis de desabastecimiento de combustible
El ataque coincide con una crisis de desabastecimiento de combustible en Rusia. Aunque sigue siendo el segundo mayor exportador de petróleo del mundo, el aumento de la demanda estacional y los ataques continuos han dejado gasolineras sin suministro en varias regiones, generando largas filas de conductores y medidas de racionamiento. Para mitigar el problema, Moscú suspendió temporalmente las exportaciones de gasolina hasta el 30 de septiembre y aplicó restricciones parciales hasta el 31 de octubre.
Además, la región de Leningrado reportó incidentes ferroviarios. Dos trenes descarrilaron el domingo, causando la muerte de un maquinista, mientras que en Oriol, una explosión en las vías provocó tres fallecimientos, incluido un miembro de la Guardia Nacional. Las autoridades rusas atribuyen estos sucesos a sabotajes ucranianos, aunque Kiev no suele confirmar su autoría.
Expertos advierten que los ataques a la infraestructura energética y ferroviaria rusa intensifican la presión sobre Moscú, prolongan la escasez de combustible y podrían generar mayores tensiones sociales.
La refinería de Kirishi se suma a la lista de instalaciones clave atacadas por Ucrania, en un intento por reducir la capacidad de producción de combustible y afectar los recursos destinados al esfuerzo militar ruso.
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