Los jóvenes manifestantes de la Generación Z que impulsaron la renuncia del primer ministro KP Sharma Oli tras una semana de disturbios violentos han cambiado escobas por consignas, liderando una limpieza masiva de las calles de Katmandú. Armados con bolsas y herramientas, estos activistas, en su mayoría estudiantes y profesionales jóvenes, recogieron escombros, repintaron muros y repararon daños cerca de edificios gubernamentales incendiados, un gesto que simboliza su compromiso con la reconstrucción nacional. Videos virales en redes sociales muestran a voluntarios restaurando baldosas rotas y devolviendo bienes saqueados, como electrodomésticos, en un acto de responsabilidad cívica que contrasta con el caos reciente.
Las protestas, estalladas el 8 de septiembre por un intento gubernamental de bloquear plataformas de redes sociales, escalaron rápidamente contra la corrupción, el desempleo y el nepotismo, dejando un saldo trágico de al menos 51 muertos —incluyendo 21 manifestantes, nueve presos, tres policías y 18 civiles— y más de 1.300 heridos, según el portavoz policial Binod Ghim. La violencia, con uso de balas reales, gases lacrimógenos y saqueos, culminó en el incendio del palacio Singha Durbar, sedes del parlamento y aeropuertos, forzando la dimisión de Oli y cuatro ministros el 9 de septiembre. El ejército impuso un toque de queda, levantado parcialmente para compras, mientras el país negocia un gobierno interino.
Un cambio de guardia: De la destrucción a la devolución
Tras la renuncia de Oli, los manifestantes organizaron brigadas de limpieza en Kirtipur y el centro de Katmandú, coordinadas vía apps como Viber y TikTok —las mismas que el gobierno intentó censurar—. “Queremos mostrar que nuestra lucha es por un Nepal mejor, no solo por derribar; reconstruir es parte del cambio”, dijo un líder juvenil anónimo a Al Jazeera. Videos en X muestran grupos reparando baches y quitando basura frente a oficinas quemadas, con más de 5 millones de vistas en posts como el de @Sentinel_Assam, que destaca: “De voces alzadas a escobas en mano, la Gen Z redefine el activismo responsable”. Otro clip de @NewsX, con 329 vistas, resalta: “Nepal’s youth: From protests to clean-up drives”.
Este gesto evoca escenas en Bangladés en 2024, donde estudiantes limpiaron calles tras forzar la dimisión de Sheikh Hasina por demandas contra cuotas laborales corruptas. En Nepal, la indignación inicial contra “nepo kids” —hijos de élites con vidas lujosas en redes— y el bloqueo de 20 plataformas sociales catalizó una revuelta que Oli llamó “ataque de Gen Z”. El ex premier, de 73 años en su cuarto mandato, urgió calma en Instagram: “Su generación liderará el país”.
Vacío de poder y demandas de justicia
La dimisión dejó un vacío: el ejército controla Katmandú, y negociaciones entre la presidencia, militares y líderes juveniles avanzan hacia elecciones en marzo de 2026. La exjefa de la Corte Suprema, Sushila Karki, de 73 años, fue juramentada como primera ministra interina el 12 de septiembre, la primera mujer en el cargo, ganando apoyo de la Gen Z por su historial anticorrupción.
“Es una inspiración para mujeres y niñas; priorizaremos elecciones limpias”, afirmó Karki a Reuters, con UNICEF elogiando su rol en derechos infantiles.
Mientras, familias de víctimas exigen justicia en vigilias con velas frente a morgues. Kamal Subedi, cuya sobrino murió, declaró: “No podemos callar; lucharemos por honor y justicia”. Bhol Bahadur Bishwokarma busca el cuerpo de su hermano Santosh, abatido por policía: “Exigimos respuestas inmediatas”. Con 51 cuerpos en morgues, algunas familias aún no identifican a sus seres queridos, y el gobierno promete honores estatales.
La limpieza, impulsada por organizaciones como Eco Sathi, envía un mensaje: la Gen Z no solo protesta, sino que asume responsabilidad. Con el toque de queda relajado, estas acciones se expanden, simbolizando esperanza en un país marcado por 19 muertes iniciales que escalaron a 51. Líderes como Pabit Tandukar, herido por bala, urgen: “De la ira a la acción; Nepal renace”. Mientras Karki forma su gabinete, el mundo observa si esta juventud impulsará reformas duraderas contra la corrupción que asfixia al Himalaya.
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