El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arribó a Londres para una visita oficial de 48 horas que ha puesto en el centro de atención las relaciones diplomáticas entre Washington y el Reino Unido. “Carlos y Camila son amigos míos desde hace mucho tiempo, mucho antes de que él fuera rey, y es un honor tenerlo como rey”, declaró Trump antes de su partida desde Washington, reafirmando una amistad que trasciende la política. Esta relación se evidencia en la ceremonia sin precedentes que Carlos III ha organizado en Windsor, donde Trump será recibido con todos los honores reales, desde un paseo en carruaje hasta el disparo del Saludo Real.
El evento marca un hito histórico: Trump se convierte en el único presidente estadounidense recibido por dos monarcas distintos en sus mandatos —Isabel II en 2019 y ahora Carlos III—, rompiendo el protocolo que tradicionalmente limita estas audiencias a una sola ocasión. La visita incluye un almuerzo privado, una exposición de documentos históricos de Estados Unidos en el Salón Verde y un banquete real con la Mesa de Waterloo, adornada con vajilla de más de 200 años y preparada durante cinco días completos.
Cientos de militares participarán en los actos protocolarios, mientras que la agenda política no se limita a lo ceremonial. Trump mantendrá un encuentro clave con el primer ministro Keir Starmer en Chequers, donde se abordarán asuntos de alto impacto como la guerra en Ucrania, la ofensiva israelí sobre Gaza y las disputas arancelarias entre ambos países. La cita promete tensión, ya que Starmer y Trump difieren en temas como la libertad de expresión frente a los movimientos de extrema derecha y la política exterior frente a China y Rusia.
La polémica política y el respaldo a la extrema derecha británica
Trump ha mostrado respaldo a posiciones de extrema derecha en Europa, respaldando consignas de figuras como Tommy Robinson sobre inmigración ilegal, un tema que choca frontalmente con la postura de Starmer. A esto se suman los desacuerdos sobre la guerra en Gaza, con el primer ministro británico apoyando sanciones contra Israel y reconociendo a Palestina como Estado en la ONU, mientras Trump mantiene contacto directo con Netanyahu y prioriza una postura más alineada a intereses estadounidenses en la región.
Más allá de la diplomacia política, la visita tiene un componente económico y tecnológico de gran alcance. Trump llegará acompañado de altos ejecutivos de empresas como Nvidia, OpenAI y Blackstone, con quienes planea concretar acuerdos de tecnología y energía nuclear valuados en 500,000 millones de dólares, fortaleciendo la cooperación bilateral frente al crecimiento comercial de China y la fragmentación europea post-Brexit.
Mientras Londres se prepara para la agenda oficial, miles de manifestantes han salido a las calles contra la visita del presidente estadounidense, criticando su respaldo a movimientos de extrema derecha y la polémica sobre inmigración, mientras que la realeza despliega un despliegue sin precedentes para garantizar la seguridad y el protocolo. Esta visita no solo refuerza vínculos históricos, sino que también expone las tensiones políticas y sociales que acompañan a uno de los mandatarios más controvertidos de la historia reciente de Estados Unidos.
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