El conflicto en Ucrania vuelve a exhibir la complejidad de la cooperación militar internacional, ahora con la participación directa de expertos chinos en el desarrollo de drones de combate para Rusia. Documentos revisados por Reuters y confirmaciones de funcionarios europeos indican que especialistas provenientes de fabricantes chinos han trabajado en las instalaciones del productor estatal ruso IEMZ Kupol, sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea, proporcionando asistencia técnica y entrenamiento en drones de ataque y vigilancia.
Los registros muestran que estos expertos han visitado Kupol más de media docena de veces desde mediados del año pasado, contribuyendo a pruebas, ensamblaje y calibración de aeronaves no tripuladas que posteriormente se han utilizado en el conflicto. La cooperación incluyó el envío de drones de ataque unidireccionales, fabricados por Sichuan AEE, a través de intermediarios rusos, y la adaptación de sistemas de control de vuelo y motores para la producción local de los modelos Garpiya-3, basados en el dron iraní Shahed.
Los funcionarios consultados indicaron que estas visitas técnicas refuerzan la cadena de suministro rusa y representan un punto de convergencia entre empresas chinas y la industria militar rusa, elevando significativamente la capacidad operacional de Moscú en Ucrania. El volumen de drones involucrados, junto con la formación impartida por expertos chinos, podría implicar que Kupol planea expandir su línea de producción hacia nuevos modelos, incluyendo el GA-21, una versión avanzada del Shahed-107.
Cooperación tecnológica en tiempos de guerra
Los documentos analizados detallan envíos de varios modelos de drones –A140, A900, A60, A100 y A200– y describen pruebas de vuelo realizadas en el polígono militar de Chebarkul, en Cheliábinsk. En algunos casos, los ingenieros chinos viajaron junto a responsables de TSK Vektor, empresa rusa de adquisiciones sancionada, en vuelos programados para supervisar la instalación y calibración de equipos antiinterferencia y sistemas de navegación.
De forma paralela, Hunan Haotianyi, otra compañía china de drones, envió personal técnico a Kupol para adaptar un dron VTOL HW52V con capacidades de vigilancia y ataque, mostrando que la cooperación no se limitó a un único fabricante ni a un modelo de aeronave. Según las evaluaciones de seguridad europeas, estas acciones representan un incremento en la sofisticación tecnológica de los drones rusos, con un impacto directo en la capacidad de Kiev para contrarrestar los ataques aéreos no tripulados.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China negó haber suministrado armas letales y aseguró que mantiene un control estricto sobre la exportación de productos de doble uso, incluidos los drones. Sin embargo, expertos estadounidenses y europeos subrayan que los componentes y la asistencia técnica proporcionada por empresas chinas se han convertido en un engranaje esencial dentro de la guerra de drones que Rusia libra en Ucrania.
Analistas, como Samuel Bendett del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, advierten que la participación de expertos chinos evidencia cómo los sistemas militares rusos dependen cada vez más de cadenas de suministro externas para sostener operaciones prolongadas, especialmente en el ámbito de vehículos aéreos no tripulados.
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