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    Nicolás Maduro adelanta la navidad con fuegos artificiales desde El Helicoide, el mayor centro de torturas de América Latina

    Nicolás Maduro inauguró de manera anticipada las fiestas navideñas en Venezuela con un show de fuegos artificiales lanzado desde El Helicoide, el infame centro de detención y torturas operado por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). El evento, decretado para el 1 de octubre como «arranque de la Navidad», incluyó iluminaciones y música en plazas como la de Bolívar, pero el uso de esta estructura como escenario central generó indignación global, vista como una burla macabra a los presos políticos recluidos allí. Maduro, en su programa televisivo, proclamó: «Venezuela huele a Navidad con paz, seguridad y felicidad», mientras Diosdado Cabello, ministro del Interior, justificó la medida como un acto de «alegría del pueblo». Sin embargo, el contraste con las denuncias de la ONU sobre abusos sistemáticos en El Helicoide ha avivado críticas de opositores y organismos internacionales.

    La celebración, repetida desde 2024 en medio de crisis electorales y tensiones con EE. UU., incluyó orquestas sinfónicas y disfraces de Papá Noel en Maracaibo y Caracas. Pero el foco en El Helicoide —un antiguo centro comercial convertido en prisión desde 2014— simboliza la paradoja del régimen: mientras el cielo se ilumina, cientos de detenidos políticos sufren en sus celdas. Videos virales muestran los estallidos pirotécnicos sobre el edificio, hogar de al menos 838 presos políticos según Foro Penal, en un país con 2.200 detenciones arbitrarias documentadas desde julio de 2024.

    El Helicoide: De centro comercial a símbolo de crímenes de lesa humanidad

    Construido en los años 50 como un «helicoide» futurista, El Helicoide alberga hoy celdas hacinadas donde la ONU ha documentado torturas sistemáticas desde 2014. El informe de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos de la ONU, publicado en septiembre de 2024 y extendido en 2025, califica estos abusos como crímenes de lesa humanidad, específicamente «persecución política». Métodos incluyen posiciones forzadas, asfixia con bolsas o agua, descargas eléctricas en genitales, golpes con objetos contundentes, amenazas de muerte y violación, desnudez en temperaturas extremas y encadenamientos prolongados. La Misión investigó 51 casos en SEBIN (incluyendo El Helicoide) y 122 en DGCIM, destacando aislamiento, privación de alimentos y agua, y castigos colectivos en prisiones como Tocorón y Tocuyito.

    El documento detalla una «represión exacerbada» post-elecciones del 28 de julio de 2024, con 30 muertes: 25 en protestas y cinco en custodia estatal, más tres por deterioro post-liberación. Se registraron 220 detenciones arbitrarias de menores, violencia sexual contra mujeres, niñas, adolescentes y personas LGBT, y 30 desapariciones forzadas (12 confirmadas). Agentes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Policía Nacional Bolivariana (PNB), SEBIN y Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) son responsables, usando leyes antiterroristas y contra el «odio» para criminalizar disidencia. Periodistas, activistas y familiares también son víctimas, con censura digital y hostigamiento generalizado.

    La impunidad es «estructural», según la ONU: víctimas enfrentan obstáculos judiciales, y reformas anunciadas en 2021 no han garantizado independencia. En septiembre de 2025, la Misión extendió su mandato hasta 2026, urgiendo liberación inmediata de detenidos arbitrarios y respeto a su integridad. HRW, en su reporte de abril de 2025, documentó patrones similares, con 104 páginas sobre asesinatos, desapariciones y detenciones post-electorales.

    Indignación y contexto: Una «burla macabra» en tiempos de crisis

    El show pirotécnico, criticado como «insólito» por La Patilla y «macabro» por El Mundo, llega en medio de tensiones: el despliegue naval de EE. UU. en el Caribe contra el narcotráfico (acusando a Maduro de liderar el «Cártel de los Soles») y protestas por fraude electoral. Opositores como María Corina Machado lo tildaron de «fiesta para distraer del hambre y la represión». En X, #NavidadHelicoide acumula millones de vistas, con usuarios como @AlertaMundoNews viralizando videos: «Lanzan fuegos desde la cárcel donde torturan opositores». Amnistía Internacional y HRW condenaron el acto como «insensible», recordando que El Helicoide es «el infierno mismo» para sobrevivientes.

    Este «adelanto navideño», tradición chavista desde 2024 para «desmotivar» protestas, ignora una crisis donde el 80% de venezolanos enfrenta inseguridad alimentaria (ONU). La Misión insta a la CPI a investigar, con 19 casos ilustrativos que representan «solo una fracción» de las violaciones. Maduro, con doctorado honoris causa de la Universidad Militar Bolivariana, defiende su «derecho a la felicidad», pero para los 838 presos en El Helicoide, la verdadera luz es la de la esperanza de justicia. En un país de contrastes, estos fuegos no iluminan; queman heridas abiertas.

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