El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunció un discurso histórico ante la Knéset, el Parlamento de Israel, tras la liberación de los 20 rehenes israelíes que Hamas mantenía cautivos en Gaza durante más de dos años. Trump calificó el hecho como “el fin de una guerra, el fin de una era de terror y el comienzo de una era de fe y esperanza”, y aseguró que se trata del “amanecer de un nuevo Medio Oriente”. Sin embargo, expertos advierten que el acuerdo actual, aunque humanitario, no resuelve los desafíos de seguridad ni políticos en la región.
Liberación de rehenes y logros inmediatos
El mandatario estadounidense llegó a Israel y fue recibido por el presidente Isaac Herzog y el primer ministro Benjamin Netanyahu. Durante su discurso ante el pleno de la Knéset, destacó la liberación de los cautivos como un logro central, subrayando que “las fuerzas del caos y el terror que han asolado la región durante décadas se encuentran debilitadas y aisladas”. Además, enfatizó la necesidad de unidad política en Israel y el fortalecimiento de las alianzas regionales, adelantando que buscará extender la cooperación con países árabes en la cumbre de Sharm el Sheij, en Egipto.
Aunque la liberación de los secuestrados representa un éxito humanitario y diplomático, el acuerdo actual no contempla el desarme completo de Hamas ni la retirada total de las fuerzas israelíes, dejando pendientes cuestiones estratégicas clave. Para la comunidad internacional, estos vacíos plantean incertidumbre sobre la estabilidad a largo plazo en Gaza y la posibilidad de un alto al fuego duradero.
Implicaciones geopolíticas y riesgos futuros
El acuerdo refuerza la posición política de Trump en el ámbito internacional, mostrando capacidad de mediación en un conflicto prolongado. No obstante, expertos señalan que la estrategia adoptada —logros inmediatos antes de abordar los problemas estructurales— podría generar tensiones si Hamas no cumple los compromisos de desarme y si la reconstrucción de Gaza no avanza bajo supervisión internacional.
El mandatario estadounidense también destacó la formación de una “nueva coalición de naciones responsables”, un intento de consolidar un bloque regional que limite la influencia de grupos armados y fortalezca la estabilidad. Sin embargo, el éxito de esta iniciativa dependerá de la cooperación de países árabes, del liderazgo palestino y de la capacidad de Israel de mantener la seguridad sin reactivar conflictos locales.
El impacto político en Israel es evidente: la liberación de los rehenes ofrece un respiro para Netanyahu y su gobierno, debilitando temporalmente la presión internacional. Para Trump, la operación refuerza su perfil como negociador internacional y le permite mostrar resultados concretos antes de la cumbre en Egipto.
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