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    Bolivia vota su futuro: Rodrigo Paz y Jorge Quiroga se enfrentan en un histórico balotaje presidencial

    Por primera vez en su historia democrática, Bolivia celebra una segunda vuelta presidencial para definir quién gobernará el país durante los próximos cinco años. El senador Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y el exmandatario Jorge “Tuto” Quiroga, de la alianza Libre, se disputan el poder en una elección que marca el fin de más de dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS).

    La jornada electoral inició a las 8 de la mañana y se extenderá hasta las 16 horas, con la participación de más de siete millones de bolivianos en territorio nacional y en 22 países donde hay residentes habilitados para votar. La atención internacional se centra en la estabilidad del proceso y el posible giro político que podría definir el rumbo económico y social de Bolivia tras años de crisis.

    Una segunda vuelta inédita tras el desgaste del MAS

    En los comicios del 17 de agosto, ninguno de los candidatos alcanzó el umbral del 50% necesario para ganar en primera vuelta. Paz obtuvo el 32,06% de los votos, mientras que Quiroga alcanzó el 26,70%, abriendo paso a un balotaje histórico amparado por la Constitución de 2009. Ambos aspirantes han centrado sus discursos en la necesidad de “recuperar la confianza económica” y “restablecer la institucionalidad democrática” después de la prolongada etapa del MAS, que gobernó desde 2006.

    El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Oscar Hassenteufel, inauguró la jornada exhortando a los bolivianos a participar “con civismo y respeto” y pidió a los candidatos “cumplir sus promesas y aceptar los resultados sin conflicto”. La OEA y la Unión Europea desplegaron misiones con más de 120 observadores internacionales para garantizar la transparencia y legalidad del proceso.

    El jefe de la misión de la OEA, Juan Fernando Cristo, llamó a los equipos de campaña a “mostrar responsabilidad con la democracia boliviana”, mientras las autoridades recordaron que la no participación en el voto acarrea sanciones económicas y restricciones administrativas.

    Crisis económica y división política: el reto del próximo gobierno

    El país llega al balotaje en un contexto de recesión, con una inflación sostenida y una caída abrupta en los ingresos por exportación de gas, su principal fuente de divisas durante más de una década. Los dos candidatos han prometido reactivar la economía mediante políticas liberales y apertura a la inversión extranjera, en contraste con el modelo estatista del MAS.

    Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, propone un plan de ajuste gradual con enfoque en empleo, educación y transición energética. Quiroga, por su parte, plantea un paquete de reformas fiscales y una renegociación de contratos energéticos para recuperar la autosuficiencia financiera del Estado.

    En cuanto a política exterior, ambos coinciden en recomponer las relaciones con Estados Unidos y con los organismos multilaterales de crédito, sin abandonar la integración regional. Sin embargo, sus estilos difieren: Paz se presenta como una figura de renovación, mientras que Quiroga apela a la experiencia y estabilidad.

    La votación también se percibe como un referendo simbólico sobre el legado del MAS y su exlíder Evo Morales, cuyo partido aún conserva influencia territorial y un núcleo de votantes leales. Analistas locales advierten que el resultado definirá si Bolivia emprende un viraje hacia la derecha o busca un equilibrio entre apertura económica y programas sociales.

    El país bajo la mirada del mundo

    La elección es observada con atención por gobiernos de América Latina, debido al posible cambio de alineamientos regionales. El TSE utilizará nuevamente el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) para difundir los primeros datos la noche del domingo, aunque los resultados oficiales podrían tardar hasta el lunes.

    Las autoridades locales reforzaron las medidas de seguridad con presencia militar en zonas rurales y urbanas, mientras rige el “auto de buen gobierno”, que prohíbe reuniones masivas y la venta de alcohol.

    Bolivia afronta así una jornada decisiva en la que se pondrá a prueba su madurez democrática. Independientemente del resultado, el país inicia una nueva etapa marcada por la incertidumbre económica y el deseo de estabilidad política.

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