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    Último adiós a Carlos Manzo: ciudadanos y familia acompañan cortejo fúnebre en Uruapan

    Familiares, amigos y ciudadanos se reunieron para despedir al alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, asesinado la noche del 1 de noviembre durante las celebraciones del Día de Muertos. El cortejo fúnebre fue encabezado por su madre, abuela e hijos, así como por su caballo, símbolo de la cercanía del alcalde con la comunidad y su amor por la región.

    Los restos de Manzo fueron trasladados de la funeraria al Centro Histórico de Uruapan, mientras cientos de personas lo acompañaban, gritando “¡viva, viva!” y “¡presidente, presidente!” como muestra de apoyo y respeto hacia su labor pública. La emotiva despedida reflejó tanto el dolor de la familia como la indignación ciudadana por la violencia que azota la región.

    El gobernador de Michoacán fue recibido con abucheos

    Previo al cortejo, el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, acudió a la funeraria, donde fue recibido con abucheos y reclamos por la seguridad en la entidad. Ante la presión de los asistentes, el mandatario permaneció pocos minutos en el lugar y se retiró custodiado por su equipo de seguridad.

    Para la tarde de este domingo se prevé una manifestación ciudadana, que partirá a las 16:00 horas de la Glorieta de McDonald’s hacia el primer cuadro de Uruapan. Posteriormente, se celebrará una misa de cuerpo presente en el Templo de San Francisco, donde familiares, amigos y ciudadanos podrán expresar su respeto y homenaje al trabajo de Carlos Manzo.

    Manzo había denunciado amenazas

    Durante su gestión, Manzo Rodríguez había denunciado amenazas derivadas del crimen organizado en Uruapan y contaba con protección federal, asignada desde diciembre de 2024 y reforzada en mayo de 2025, según informó el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch. Además, la Policía Municipal de su confianza y elementos de la Guardia Nacional brindaban resguardo a su persona y al perímetro de seguridad, incluyendo vehículos oficiales asignados.

    El alcalde había alzado la voz para exigir apoyo federal ante el incremento de la violencia y la presencia de grupos delictivos en la región. Su muerte se convirtió en un recordatorio de la vulnerabilidad de los funcionarios locales frente a la inseguridad y en un llamado de la ciudadanía para fortalecer los esquemas de protección y justicia.

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