La Guardia Nacional detuvo a Julio César Mancera Dozal, alias “Tortuga”, un operador clave del Cártel de Sinaloa, en una persecución en el centro de Hermosillo, capital de Sonora. El arresto, confirmado por la Fiscalía General de la República (FGR), surge de una investigación de más de un año que lo vincula a amenazas directas contra agentes de la DEA y la Patrulla Fronteriza de EE. UU., rompiendo un tabú criminal que podría escalar tensiones bilaterales. Junto a Mancera, cayeron Ernesto Enrique Cárdenas Ramos y Jorge Luis Manjarrez Rodríguez, con decomiso de 1.415 tabletas de fentanilo, 50 gramos de cocaína, dos pistolas y munición. El fiscal federal señaló: “Tortuga era prioridad máxima; sus amenazas cruzaron la línea roja”.
Mancera, sobrino de Guadalupe “Lupe” Tapia (teniente de Ismael “El Mayo” Zambada), mantenía un perfil bajo en la facción Mayo, pero su escalada a amenazas contra federales estadounidenses –vía mensajes y redes– lo convirtió en objetivo prioritario. La FGR vinculó a los tres por posesión con fines de comercio y portación ilegal de armas, imponiendo prisión preventiva y dos meses para indagatorias. “Esto no fue casual; Tortuga violó la regla no escrita de no tocar a agentes de EE.UU.”, explicó el fiscal en conferencia, coordinando con la DEA para rastrear nexos transfronterizos.
Sobrino del Mayo
Julio César Mancera Dozal, de 35 años, operaba en la facción de Zambada dentro del Cártel de Sinaloa, enfocada en fentanilo y rutas terrestres a Sonora –puerta de entrada a Arizona. Sobrino de “Lupe” Tapia, un lugarteniente clave de El Mayo capturado en 2023, Tortuga coordinaba envíos y sobornos en Hermosillo, según inteligencia de la FGR y DEA. Su perfil bajo –sin lujos ni redes sociales– lo evadió hasta que amenazas anónimas contra agentes federales de EE. UU. en julio de 2025 lo pusieron en radar: mensajes con fotos de patrulleros y amenazas de “cazarlos”.
“Rompió la regla: no tocas a gringos; eso pone en riesgo la plaza entera”, analizó un experto en narcotráfico, citando precedentes como el asesinato de Enrique “Kiki” Camarena en 1985, que desmanteló el Cártel de Guadalajara.
La detención, el 2 de noviembre, inició con vigilancia en un motel de Hermosillo: Mancera, Cárdenas y Manjarrez cargaban dos pistolas Glock 19, 17 cartuchos, dos cargadores, 1.415 tabletas de fentanilo y 50 gramos de cocaína. Una persecución en la avenida Revolución terminó sin heridos. El juez impuso prisión preventiva justificada, con dos meses para profundizar en lavado y nexos con Zambada.
Lecciones del pasado
Las relaciones México-EE. UU. en seguridad se tensan con agresiones a federales: el asesinato de Camarena en 1985 llevó a la caída del Cártel de Guadalajara y extradiciones masivas. En 2011, Jaime Zapata (HSI) murió por Los Zetas, desmantelando su estructura con 200 arrestos. Cárteles evitan toques a gringos para no invocar represalias, pero Tortuga, sin consultar a superiores, arriesgó todo.
“Es una ruptura interna; El Mayo no tolera imprudencias”, analizó un experto en narcotráfico, citando filtraciones de la DEA.
En paralelo, un juez en Chiapas vinculó a Juan Carlos de la Cruz Sánchez, Hernán Álvarez Estrada, Junior Reinaldo Hernández, Luis Antonio Pérez Varbery y Adolfo Vinicio Vázquez Pérez por portación agravada de armas y munición exclusiva del Ejército. Detenidos en una persecución el 2 de noviembre, enfrentan prisión preventiva. López Salazar: “Son golpes coordinados al narco; Sonora y Chiapas son prioritarios”.
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