Nicolás Maduro, dictador de Venezuela, bromeó este martes durante un congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) sobre su supuesta fama en Estados Unidos, afirmando ser “más famoso que Taylor Swift, Karol G y Bad Bunny”. Entre risas de militantes y con un tono irónico, Maduro se describió como un “muchacho de los barrios de Caracas, nacido el 23 de noviembre de 1962 y educado en asambleas obreras”, cuya mera existencia “crea roncha al imperio norteamericano”.
“Tengo ganas de grabar un disco para financiar consejos comunales; yo canto bien, no tan mal”, añadió, aludiendo a la cobertura mediática que recibe en EE. UU. por las crecientes tensiones en el Caribe, donde Washington ha desplegado portaaviones y destructores bajo la excusa de combatir el narcotráfico.
Pero bajo el humor, late una tensión real: Diosdado Cabello, secretario general del PSUV y ministro del Interior, advirtió en el mismo congreso: “En Venezuela no va a pasar mayor cosa, pero prepárense para lo peor”. Maduro, en un “grito de unidad”, llamó a “consolidar la revolución bolivariana” ante las “amenazas imperiales”.
El chiste de Maduro surge en un congreso del PSUV marcado por la defensa de la “revolución bolivariana” iniciada por Hugo Chávez en 1999. Ante 2.000 militantes, el presidente ironizó sobre su cobertura en medios estadounidenses: “¿Qué temen de mí? Si no soy yo, es un pueblo de pie, bolivariano, chavista, dueño de su destino que no será humillado jamás”. Las risas de los presentes contrastan con la gravedad: Cabello llamó a asumir el “rol histórico” de consolidar la revolución en “tiempos duros”, aludiendo a sanciones y presiones externas.
El chiste de Maduro llega en un contexto de escalada militar: desde agosto, EE. UU. ha desplegado el portaaviones USS Gerald R. Ford, destructores como el USS Gravely y F-35B en Puerto Rico, bajo el Comando Sur (SOUTHCOM), justificándolo como lucha contra el narcotráfico. Trump, el 2 de noviembre, elevó la recompensa por Maduro a 50 millones de dólares, la más alta en historia de EE. UU., y negó ataques directos: “No planeamos invasión, pero sí operaciones contra narcotraficantes”.
Venezuela denuncia “la mayor amenaza continental en un siglo”: el despliegue incluye 10.000 tropas, P-8 Poseidon y MQ-9 Reaper, bajo acusaciones de que Caracas apoya cárteles como el Tren de Aragua. Cabello, en el congreso, llamó a “un pueblo unido y armado” para defender la patria.
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