El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció que el cierre de Gobierno más largo en la historia del país está afectando gravemente la imagen de su partido, tras una serie de derrotas electorales que fortalecieron a los demócratas. Durante una reunión privada con senadores republicanos, el mandatario advirtió que el estancamiento presupuestario podría costarles el control del Congreso si no cambian de estrategia antes de las elecciones de medio mandato de 2026.
Reproche interno y riesgo electoral
En un desayuno celebrado en la Casa Blanca, Trump afirmó que el cierre administrativo está “matando políticamente” al Partido Republicano, según fuentes citadas por la cadena CNN. La advertencia se produjo después de que los demócratas obtuvieran victorias significativas en los comicios locales, entre ellas la alcaldía de Nueva York, donde el socialista Zohran Mamdani se impuso por amplio margen, y las gubernaturas de Nueva Jersey y Virginia.
“Fue una derrota, no hay otra forma de decirlo”, habría reconocido Trump, al tiempo que instó a su bancada a “revisar su enfoque” para evitar un colapso político. Según los reportes, el presidente se mostró especialmente molesto por la falta de unidad en torno a su propuesta de eliminar el filibusterismo —la regla del Senado que exige una mayoría de 60 votos para aprobar proyectos clave— y por la resistencia del liderazgo republicano a asumir ese riesgo.
En la actualidad, los republicanos controlan 53 de los 100 escaños en el Senado, por lo que requieren al menos siete votos demócratas para avanzar con las leyes que permitan reabrir la Administración federal.
Debate sobre el filibusterismo y división interna
Trump defendió que suprimir el filibusterismo es la única vía para aprobar el presupuesto y poner fin al cierre, que ya ha dejado a miles de empleados públicos sin sueldo y paralizado servicios esenciales. Sin embargo, varios senadores republicanos alertaron que hacerlo podría volverse en su contra si los demócratas logran la mayoría en 2026. “Si eliminamos esa regla, ellos tendrán las manos libres para imponer su agenda”, expresó uno de los asistentes bajo anonimato.
El encuentro terminó sin acuerdos, y según CNN, muchos de los presentes dejaron claro que no se dejaron convencer por los argumentos del mandatario. Aun así, Trump insistió en que la base republicana exige resultados concretos y no excusas procedimentales.
La crisis política se suma a la presión económica causada por el cierre, que ya ha afectado la confianza empresarial y el funcionamiento de agencias federales. Analistas coinciden en que cada día adicional prolonga el desgaste político y social.
Un cierre con consecuencias políticas profundas
Esta parálisis administrativa ha puesto a prueba el liderazgo de Trump y la cohesión de su partido. Mientras los demócratas exigen la reapertura inmediata del Gobierno sin concesiones, el presidente mantiene su postura de vincular el presupuesto a la aprobación de su paquete de reformas fiscales y migratorias.
El conflicto amenaza con convertirse en un punto de inflexión rumbo a las elecciones legislativas de 2026, donde se definirá el control del Congreso. Los estrategas republicanos temen que el desgaste político genere desmovilización entre votantes conservadores y un impulso renovado entre los demócratas.
De mantenerse el cierre, los expertos prevén un aumento en las tensiones institucionales y un mayor impacto en la economía, especialmente en los sectores dependientes de la contratación pública. El propio Trump, sin embargo, ha dado señales de no ceder fácilmente, convencido de que “la disciplina política” será clave para sostener su autoridad interna.
Mientras tanto, la Casa Blanca mantiene negociaciones intermitentes con los líderes del Congreso, sin un horizonte claro para la reapertura del Gobierno.
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