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    Inversión productiva se desploma: México enfrenta su peor retroceso desde 2021

    La inversión productiva en México registró su mayor caída en casi cuatro años, lo que encendió las alarmas entre analistas y empresarios. En agosto, el desplome anual fue de 8.9%, reflejando doce meses consecutivos de contracción y un deterioro acelerado en los componentes de maquinaria, equipo y construcción. Las perspectivas, advierten expertos, son sombrías ante la persistente incertidumbre económica, política y fiscal.

    El motor de la inversión se apaga

    De acuerdo con el Indicador Mensual de la Formación Bruta de Capital Fijo (IMFBCF) publicado por el INEGI, la inversión en maquinaria y equipo cayó 10.5% anual, acumulando ocho meses de retroceso. En paralelo, el gasto en construcción se redujo 7%, hilando trece meses a la baja. Por tipo de comprador, la inversión pública fue la más castigada con una contracción de 30.8%, mientras que la privada retrocedió 2.6%.

    “Parecía que la inversión había tocado piso en la primera mitad del año, pero volvió a caer. Esto muestra la fragilidad estructural del entorno económico”, explicó Pau Messeguer, economista en jefe de Multiva.

    El deterioro también se reflejó a tasa mensual, con una caída de 2.7%, el mayor descenso en ocho meses. La cifra confirma una tendencia negativa que amenaza con frenar el crecimiento del PIB y limitar el potencial del país para generar empleo e innovación.

    Círculo vicioso de bajo crecimiento e incertidumbre

    Especialistas del área económica de Grupo Coppel señalaron que la falta de certidumbre jurídica y fiscal ha creado un “círculo vicioso” donde la menor inversión frena el crecimiento, y la falta de crecimiento inhibe nuevas inversiones. “El entorno de incertidumbre interna y externa, junto con el ajuste fiscal en el gasto público, sigue afectando negativamente la inversión”, advirtieron.

    A este panorama se suma la debilidad de la inversión privada, especialmente en construcción residencial, que había mostrado un leve repunte a inicios del año pero volvió a debilitarse. Alejandro Gómez, director del Grupo de Asesores en Economía y Administración Pública (GAEAP), afirmó que “los factores internos y externos pesan en el ánimo empresarial y han llevado a muchos a cerrar la cartera para nuevos proyectos”.

    Los analistas coinciden en que para romper la inercia negativa se requiere una política fiscal más activa y una reorientación del gasto hacia proyectos que incentiven la participación privada. También consideran clave un resultado favorable en la revisión del T-MEC y una postura monetaria menos restrictiva que estimule el crédito productivo.

    Proyecciones poco alentadoras hacia 2026

    Para el cierre del año, los pronósticos siguen siendo desalentadores. Alberto Ramos, economista en jefe para América Latina de Goldman Sachs, advirtió que “la demanda interna seguirá débil y se verá afectada por la baja confianza empresarial, el debilitamiento del empleo formal y el punto máximo del ciclo crediticio”.

    En el mismo sentido, Banamex proyecta que la inversión cerrará 2025 con una caída de 5.8%, y anticipa apenas una recuperación marginal de 3.7% para 2026. “Las mejores perspectivas del PIB y el ligero aumento en la inversión pública ayudarán, pero no cambiarán la tendencia de fondo”, señaló la institución.

    De acuerdo con analistas de Valmex, la inversión continúa mostrando retrocesos generalizados en maquinaria, equipo y construcción. “La tendencia descendente no se revertirá pronto; el rezago estructural del país en infraestructura y productividad requiere políticas públicas de largo plazo”, concluyeron.

    El deterioro de la inversión productiva se ha convertido en uno de los principales desafíos económicos para México. Los expertos coinciden: sin confianza, no habrá capital.

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