La presidenta Claudia Sheinbaum interpuso una denuncia penal contra el hombre que la acosó en el Centro Histórico de la Ciudad de México. El agresor, identificado como Uriel Rivera Martínez, fue detenido en flagrancia y remitido a la Fiscalía de Investigación de Delitos Sexuales. El caso ha generado indignación y abrió un debate sobre la seguridad, la impunidad y el alcance del acoso callejero en México.
Un acto de violencia que expone una realidad cotidiana
“Si esto le hacen a la presidenta, ¿qué va a pasar con todas las jóvenes de México?”, cuestionó Sheinbaum durante su conferencia matutina del 5 de noviembre. La mandataria explicó que presentó la denuncia “porque esto es algo que viví como mujer, pero lo vivimos todas las mujeres en nuestro país”.
El episodio ocurrió mientras Sheinbaum caminaba hacia la Secretaría de Educación Pública. En videos difundidos en redes sociales se observa cómo un hombre se le acerca por detrás, la besa sin consentimiento y le toca el pecho. El acto fue interrumpido por personal de Ayudantía, pero el agresor continuó hostigando a otras mujeres en la zona antes de ser detenido.
Sheinbaum confirmó que el sujeto estaba alcoholizado y enfatizó que el acoso sexual está tipificado como delito en la Ciudad de México. “Pedí a la secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández, que revisemos en qué estados todavía no está reconocido como delito para impulsar una campaña nacional”, adelantó.
La presidenta descartó reforzar su seguridad personal tras el ataque. “Mientras no haya una alerta específica contra mí, seguiremos caminando cerca de la gente. No vamos a cambiar nuestra forma de trabajar por este hecho lamentable”, afirmó.
Indignación y respaldo político
El incidente provocó una ola de solidaridad desde distintos sectores. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, publicó un mensaje contundente en X: “Presidenta: no estás sola. Desde esta ciudad pionera en la defensa de los derechos de las mujeres decimos ¡no a la violencia contra las mujeres!”.
Organizaciones feministas coincidieron en que el caso refleja una problemática estructural. “Si la máxima autoridad del país es víctima de acoso en público, se confirma que ninguna mujer está a salvo mientras el sistema de justicia siga minimizando este delito”, declaró la colectiva Nosotras Tenemos Otros Datos.
Expertas en género recordaron que, aunque la capital ha tipificado el acoso como delito, aún existen vacíos legales en varios estados del país, donde solo se sanciona como falta administrativa. Por ello, el anuncio de Sheinbaum sobre revisar los marcos jurídicos locales fue bien recibido por activistas.
El agresor y la omisión del equipo de seguridad
Fuentes judiciales confirmaron que el agresor, Uriel Rivera Martínez, fue detenido por policías capitalinos y trasladado a la Fiscalía de Delitos Sexuales. Se le imputará por abuso sexual en grado flagrante, según el Código Penal de la Ciudad de México.
Sin embargo, la actuación del equipo de seguridad presidencial ha sido cuestionada. Ninguno de los ayudantes intervino de inmediato, lo que generó críticas sobre los protocolos de protección y reacción. “Más allá de la investidura, lo ocurrido exhibe una falla institucional en la prevención de agresiones contra mujeres, incluso en espacios controlados”, señaló la abogada penalista Alma Chávez.
Repercusiones y debate nacional
El caso reavivó el debate sobre la violencia de género en México, donde el acoso callejero afecta a siete de cada diez mujeres, según el INEGI. Diversas voces demandaron que el Gobierno federal transforme el incidente en una oportunidad para fortalecer las políticas públicas contra la violencia sexual.
Sheinbaum insistió en que no hará del suceso un tema político, sino un llamado de conciencia. “No se trata de mí, sino de lo que viven millones de mujeres todos los días”, afirmó.
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