El Banco de México redujo su tasa de referencia a 7.25 %, acumulando once recortes consecutivos desde 2024. La medida llega en un momento de incertidumbre para la economía nacional, marcada por la debilidad del crecimiento, los riesgos inflacionarios y las presiones del tipo de cambio frente a un entorno global volátil.
Una decisión dividida dentro de la Junta de Gobierno
Durante la sesión del 6 de noviembre, la Junta de Gobierno del Banxico aprobó la disminución de 25 puntos base, en línea con lo anticipado por los analistas financieros. Sin embargo, el subgobernador Jonathan Heath votó en contra del consenso y propuso mantener la tasa en 7.5 %, al advertir que la inflación subyacente sigue por encima del objetivo.
“La Junta de Gobierno juzgó apropiado continuar con el ciclo de disminuciones de la tasa de referencia, en congruencia con la valoración del panorama inflacionario y la debilidad económica”, indicó el banco central en su comunicado.
El ajuste refleja la preocupación del Banxico ante los datos negativos del Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre, que mostraron una contracción de 0.2 % anual. Este retroceso se atribuye, principalmente, a la caída en la actividad industrial y la desaceleración del consumo interno.
A pesar del recorte, la inflación subyacente —que excluye precios de alimentos y combustibles— se mantiene en 4.24 %, por encima del rango meta de 3 % ±1 punto porcentual. Por ello, algunos miembros del organismo consideran prematura la relajación monetaria.
Banxico mantiene cautela ante el panorama inflacionario
Desde agosto de 2024, el Banxico ha implementado una política de flexibilización gradual para impulsar la recuperación económica. No obstante, la inflación general apenas ha cedido, situándose en 3.63 % anual durante la primera quincena de octubre, según cifras del Inegi.
El banco central enfrenta un dilema: si reduce demasiado la tasa, podría estimular la demanda interna y presionar nuevamente los precios. Si mantiene una postura restrictiva, el crecimiento podría deteriorarse aún más. Por ello, la mayoría del consejo optó por un recorte moderado y gradual.
Algunos analistas advierten que la medida podría tener efectos limitados. Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analytics para América Latina, señaló que “la decisión aumenta el riesgo de un ajuste monetario incompleto que retrase la convergencia de la inflación más allá de 2026”.
En contraste, Gabriela Siller, economista de Grupo Financiero Base, sostuvo que “la debilidad económica de México es el argumento principal para continuar con los recortes, aunque existen riesgos por el Paquete Económico 2026 y el tipo de cambio”.
Perspectivas hacia el cierre del año
El Banxico tendrá una última reunión de política monetaria el 18 de diciembre. La mayoría de los expertos prevé un nuevo recorte de 25 puntos base, con lo que la tasa podría cerrar el año en 7 %. Sin embargo, la decisión dependerá del comportamiento de la inflación subyacente y de los posibles efectos del incremento del IEPS en productos como refrescos, tabaco y videojuegos violentos, incluido en la Ley de Ingresos 2026.
En este contexto, el banco central enfrenta una tarea compleja: equilibrar la estabilidad de precios con el impulso al crecimiento, en medio de un panorama internacional incierto y con señales internas de desaceleración más profunda.
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