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    México enfrenta nuevas presiones por acusaciones de EE. UU. sobre cárteles en territorio estadounidense

    El discurso de alta tensión volvió a escalar entre México y Estados Unidos después de que Kristi Noem, titular del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, afirmara que los cárteles mexicanos están generando caos en territorio norteamericano. Las declaraciones se dieron durante su comparecencia ante la Cámara de Representantes, donde defendió la estrategia de seguridad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Sus señalamientos reavivaron las dudas sobre las medidas adicionales que la Casa Blanca evalúa aplicar contra los grupos criminales que operan en México, en medio de una relación bilateral marcada por la incertidumbre narrativa que acompaña cada pronunciamiento oficial.

    Cárteles mexicanos bajo el foco estadounidense

    Noem aseguró que Estados Unidos “está erradicando el crimen organizado transnacional y deteniendo el flujo de drogas mortales hacia nuestras comunidades”. Mencionó de forma directa a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, señalándolos como responsables de provocar caos y de perjudicar los intereses estadounidenses.

    Además, insistió en que la administración Trump ha fortalecido la lucha contra organizaciones criminales, reforzando controles y medidas para bloquear el ingreso de drogas sintéticas y otros narcóticos que han agravado la crisis de adicciones en diferentes estados de la Unión Americana. Esta narrativa busca posicionar a México como un punto de origen del problema, pese a que analistas insisten en que la demanda interna y el tráfico de armas desde Estados Unidos siguen alimentando la violencia al sur de la frontera.

    La funcionaria también cargó contra la administración anterior, afirmando que “Biden permitió que millones de personas ingresaran ilegalmente” al país, lo que según ella generó un contexto favorable para que criminales violentos evadieran controles fronterizos. Noem aseguró que ese escenario derivó en ataques que afectaron a familias estadounidenses, aunque no presentó datos verificables durante la audiencia. No obstante, el mensaje encaja con la estrategia política del gobierno actual, que prioriza la narrativa de seguridad interior y endurecimiento migratorio como ejes de su política pública.

    Tensiones por medidas adicionales contra cárteles

    El 20 de noviembre trascendió que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, analiza aplicar “medidas adicionales” contra cárteles en México. Días antes, el mandatario afirmó que podría lanzar ataques directos contra estas organizaciones en territorio mexicano, lo que encendió alertas diplomáticas y generó posturas encontradas entre legisladores estadounidenses.

    Aunque la Casa Blanca no ha revelado detalles sobre las acciones que evalúa, expertos coinciden en que cualquier operación unilateral vulneraría la soberanía mexicana y podría detonar una crisis diplomática mayor. Algunos miembros del Congreso han insistido en designar a los cárteles como organizaciones terroristas, una ruta que también ha sido analizada por administraciones previas.

    En México, la reacción fue inmediata. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, afirmó que “no va a ocurrir” un ataque estadounidense en la nación mexicana. Su declaración buscó contener el impacto político de los señalamientos de Trump y enviar un mensaje de estabilidad hacia la opinión pública. Sin embargo, la tensión crece conforme se acercan los plazos para revisar acuerdos y políticas conjuntas, especialmente en temas de seguridad fronteriza y combate al tráfico de fentanilo. Diplomáticos consultados advierten que estos anuncios pueden ser utilizados como herramientas de presión en negociaciones en curso.

    A pesar del tono elevado, especialistas subrayan que existe un amplio andamiaje bilateral que regula la cooperación en seguridad, y cualquier intervención militar estadounidense violaría tratados internacionales. Además, recordaron que las estrategias unilaterales no han demostrado efectividad en el pasado y podrían escalar la violencia en las regiones más afectadas del país. Por ahora, ambos gobiernos mantienen canales de comunicación abiertos, aunque el tono político en Washington continúa intensificándose conforme se acercan decisiones clave.

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