La Unión Europea celebró este jueves una cumbre en Bruselas para discutir el futuro de los 210.000 millones de euros de activos rusos congelados desde el inicio de la guerra en Ucrania. En la reunión, en la que participó el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, los líderes del bloque intentaron mostrar un frente unido ante la incertidumbre que genera el alejamiento de Estados Unidos en el conflicto y la creciente amenaza de Rusia.
Un frente dividido sobre el destino de los fondos rusos
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller de Alemania, Olaf Scholz, han mostrado su inclinación a utilizar estos fondos en las negociaciones de paz, aunque otros países, como Polonia, proponen destinarlos directamente a garantizar préstamos para el apoyo militar a Ucrania. Mientras tanto, la Comisión Europea ha lanzado un plan para rearmar el continente, movilizando recursos para fortalecer la seguridad regional.
Desde Moscú, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, rechazó las declaraciones de Macron sobre una supuesta amenaza rusa y calificó las acusaciones como «delirantes». Lavrov insistió en que Rusia no busca expandir su conflicto más allá de Ucrania, pese a las preocupaciones de las naciones europeas.
La coalición internacional y la seguridad en Ucrania
El Reino Unido, bajo el liderazgo del primer ministro Keir Starmer, ha avanzado en la formación de una fuerza multinacional con la participación de 20 países para garantizar la paz en Ucrania. Sin embargo, hasta ahora, solo Francia y el Reino Unido han expresado su disposición a enviar tropas, dejando en duda la viabilidad de la iniciativa.
Por su parte, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, destacó la importancia de que Europa participe activamente en cualquier negociación de paz. Enfatizó que Ucrania y la UE deben estar presentes en los acuerdos y advirtió que el continente no debe subestimarse ante la posibilidad de un menor involucramiento de Estados Unidos.
El dilema de la disuasión nuclear y el futuro de la seguridad europea
El presidente Macron abrió el debate sobre la posibilidad de que Francia extienda su disuasión nuclear a los aliados europeos, una idea respaldada por los países bálticos. El presidente de Lituania, Gitanas Nausėda, consideró la propuesta como «muy interesante», mientras que la primera ministra de Letonia, Evika Siliņa, señaló que sería necesario un mayor debate.
A la par, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que Europa enfrenta un «peligro claro y presente», por lo que debe estar preparada para defenderse. «Es un punto de inflexión tanto para Europa como para Ucrania», declaró al llegar a la cumbre junto a Zelensky.
En Alemania, el canciller electo Friedrich Merz anunció aumentos significativos en el gasto de defensa y en infraestructura, marcando un giro en la política históricamente restrictiva de su país en cuanto a inversiones militares. Su intención es fortalecer la economía y la capacidad de defensa del país y la región.
Tensiones diplomáticas y el rol de Estados Unidos
Donald Trump, en su intento por allanar el camino para un alto al fuego entre Ucrania y Rusia, ha realizado gestos diplomáticos hacia el Kremlin y podría reanudar la ayuda militar a Kyiv en los próximos días. La posibilidad de una reunión entre Trump, Starmer, Macron y Zelensky en la Casa Blanca podría definir la estrategia final del conflicto.
Entretanto, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU. ha congelado el intercambio de información con Ucrania, lo que ha llevado a Francia a proporcionar inteligencia militar a Kyiv para compensar la pérdida. El ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu, confirmó que Francia está ayudando a rastrear movimientos de tropas rusas mediante tecnología avanzada.
La cumbre de Bruselas refleja la complejidad del conflicto y la falta de consenso dentro de la UE sobre cómo proceder. Mientras algunos apuestan por reforzar el apoyo a Ucrania, otros buscan opciones de negociación para evitar una escalada mayor. Lo cierto es que, con el alejamiento de Estados Unidos y el aumento de las tensiones con Rusia, Europa se enfrenta a una encrucijada que definirá su futuro en materia de seguridad y defensa.
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