Julio César Chávez, leyenda del boxeo mexicano, defendió a su hijo, Julio César Chávez Jr., ante acusaciones de delincuencia organizada y tráfico de armas. En un evento del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), el ‘Gran Campeón Mexicano’ afirmó que su hijo es inocente, aunque reconoció sus problemas de adicción.
Chávez fue contundente: “Si mi hijo fuera narcotraficante, yo mismo lo metería a la cárcel”. Aseguró que Chávez Jr., de 39 años, no está ligado a cárteles ni trafica armas, sino que enfrenta un proceso legal en libertad condicional por errores del pasado, ligados a sus adicciones. “Conozco a mi hijo, sé quién es. Ha luchado contra las drogas y lleva más de un año limpio”, afirmó.
El exboxeador explicó el contexto de Culiacán, su ciudad natal: “Vivimos en un lugar donde conoces a todos. Negar un saludo o autógrafo a ciertas personas puede traer problemas. Pero eso no significa que mi hijo sea delincuente”. Chávez confía en que las autoridades esclarecerán la verdad pronto.
Un regreso al Ring para mantenerse firme
Chávez reveló que su hijo volverá al boxeo el 13 de diciembre en San Luis Potosí, un combate que él mismo impulsó. “Quiero que se mantenga enfocado, limpio y ocupado”, dijo. El ‘Júnior’, con una carrera irregular, enfrenta este retorno como una oportunidad para demostrar su compromiso con la recuperación.
El patriarca del boxeo mexicano añadió que espera que su hijo pelee dos o tres veces más antes de retirarse, considerando su edad y las dificultades para mantener constancia.
“Ya tiene 39 años, no es fácil seguir. Quiero que cierre su carrera dignamente”, señaló Chávez.
Adicciones y estigma en un entorno complejo
La familia Chávez ha enfrentado señalamientos por su entorno en Culiacán, epicentro del narcotráfico en México. Según un informe de 2024, Sinaloa registró 1,200 homicidios relacionados con el crimen organizado, lo que ilustra la presión social en la región. Chávez admitió que él mismo enfrentó adicciones en el pasado, lo que lo hace empático con la lucha de su hijo.
“Los problemas de adicción no lo hacen criminal. Está trabajando en sí mismo”, subrayó.
El caso de Chávez Jr. no es aislado. En México, el estigma hacia quienes enfrentan adicciones a menudo se mezcla con acusaciones de vínculos delictivos. Un estudio de 2023 del Instituto Nacional de Psiquiatría señaló que el 8% de la población mexicana ha enfrentado algún trastorno por consumo de sustancias, pero la falta de acceso a tratamientos agrava los casos.
Chávez evitó profundizar en el proceso legal, pero expresó confianza en las autoridades: “Esperamos que la verdad salga a la luz pronto”. Mientras, el CMB respalda el regreso de Chávez Jr. al ring, viéndolo como un paso hacia su redención personal. Mauricio Sulaimán, presidente del CMB, comentó: “Julio Jr. tiene el talento y el corazón de su padre. Lo apoyamos en su recuperación y su carrera”.
El combate de diciembre será una prueba crucial para Chávez Jr., no solo en el ámbito deportivo, sino personal. Su padre, un ícono que superó sus propios demonios, apuesta por él. “Mi hijo no es narcotraficante, es un hombre luchando por salir adelante”, concluyó Chávez. La mirada está puesta en el ring y en la justicia.
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