La Secretaría de Hacienda mantiene su previsión de crecimiento para 2025 pese a la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre del año. Según el Inegi, la economía mexicana registró una desaceleración impulsada principalmente por el mal desempeño del sector industrial, lo que generó inquietud en los mercados. No obstante, el secretario de Hacienda, Édgar Amador, aseguró que los indicadores adelantados apuntan a una recuperación en el cierre del año.
Hacienda sostiene optimismo ante debilidad industrial
Durante una conferencia de prensa, Amador reconoció que el dato del tercer trimestre “estuvo por debajo de las expectativas iniciales”, pero insistió en que se espera un crecimiento “cercano a lo previsto por los organismos internacionales”, que proyectan entre 0.5 y 1.5 % para el cierre de 2025. “Cuando hay choques de oferta como el que experimentamos recientemente, es normal observar una contracción temporal en la actividad económica”, afirmó.
El retroceso del PIB fue atribuido principalmente a la caída de 2.9 % en las actividades industriales, especialmente en manufacturas y construcción, afectadas por una menor inversión privada y un gasto público más moderado. Analistas del sector financiero advierten que la debilidad en la industria podría extenderse si no se consolida la llegada de nuevas inversiones vinculadas al nearshoring.
En contraste, el sector primario, que incluye agricultura, ganadería y pesca, creció 3.6 %, impulsado por mejores condiciones climáticas y una recuperación en las exportaciones agroalimentarias. Sin embargo, ese avance no compensó la contracción de los sectores secundario y terciario, lo que dejó a la economía mexicana con un balance general negativo en el trimestre.
Indicadores sugieren un cierre estable, pero con riesgos
De acuerdo con Hacienda, los indicadores de consumo, empleo formal y captación de remesas mantienen una tendencia positiva, lo que podría sostener el crecimiento en los últimos meses del año. Aun así, algunos economistas advierten que los retos estructurales persisten, entre ellos la baja productividad, la lenta ejecución del gasto público y la incertidumbre política derivada del próximo ciclo electoral.
Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, señaló que “la economía mexicana enfrenta un entorno de menor inversión y consumo débil”, y que “la estabilidad en los próximos meses dependerá de la confianza empresarial y del dinamismo de EE. UU.”, principal socio comercial de México. Según Siller, los datos de manufactura en territorio estadounidense también mostraron debilidad reciente, lo que puede impactar negativamente en las exportaciones mexicanas.
Amador, por su parte, reiteró que la política fiscal se mantendrá prudente y que la dependencia de ingresos petroleros seguirá disminuyendo. Hacienda prevé un repunte moderado del gasto público durante el último trimestre para impulsar la actividad económica sin comprometer la estabilidad financiera del país.
Los analistas consideran que, si bien el panorama general no apunta a una recesión, el margen de maniobra es limitado. Una inflación persistente, tasas de interés aún elevadas y un entorno global incierto podrían frenar la recuperación esperada. Pese a ello, el Gobierno confía en que los fundamentos macroeconómicos —reservas internacionales altas, tipo de cambio estable y cuentas públicas sanas— ofrecerán suficiente resiliencia.
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