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    La UE impone nuevas sanciones energéticas y financieras contra Rusia y su “flota fantasma”

    La Unión Europea aprobó este jueves su 19ª ronda de sanciones contra Rusia, en un paquete que endurece las restricciones sobre el gas natural licuado, el sector bancario, las criptomonedas y la llamada flota fantasma rusa. El bloque comunitario busca con esta medida cerrar los huecos legales que Moscú ha utilizado para esquivar las sanciones desde el inicio de la invasión a Ucrania, al tiempo que envía un mensaje político de unidad ante las presiones internas por la crisis energética.

    Bruselas cierra la puerta al gas ruso y amplía la lista negra marítima

    El principal punto del nuevo paquete sancionador es el veto a las importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso, que entrará en vigor de manera escalonada: a partir de enero de 2027 para los contratos a largo plazo y dentro de seis meses para los contratos a corto plazo. Esta medida, considerada una de las más ambiciosas desde el embargo al crudo en 2022, busca reducir la dependencia europea del gas ruso y afectar directamente los ingresos energéticos del Kremlin.

    Además, la UE añadió 117 buques más a su lista negra, alcanzando un total de 557 embarcaciones asociadas a la flota paralela con la que Rusia ha evadido las sanciones. Estas naves, muchas bajo banderas falsas o registradas en países con regulaciones laxas, transportan petróleo, equipo militar y cereales ucranianos robados, según la Comisión Europea. El paquete también impone restricciones a su acceso a puertos europeos, a la contratación de seguros y a las transferencias entre barcos.

    Las sanciones endurecen, además, las prohibiciones a transacciones con los gigantes estatales Rosneft y Gazprom Neft, y crean un nuevo sistema de monitoreo marítimo destinado a detectar operaciones ilegales de exportación energética.

    Golpe al sector financiero y a las criptomonedas vinculadas a Moscú

    En materia financiera, el bloque amplió el veto total a las transacciones de cinco bancos rusos, junto con cuatro instituciones adicionales situadas en Bielorrusia y Kazajistán. También se estableció una prohibición general para servicios de criptomoneda a ciudadanos y entidades rusas, medida dirigida especialmente a la criptodivisa A7A5, desarrollada con respaldo del Estado ruso y usada para financiar operaciones militares.

    De igual forma, Bruselas sancionó a 45 nuevas entidades involucradas en el suministro de componentes para drones y equipos bélicos, incluyendo empresas de China, India y Tailandia. Este gesto amplía la presión diplomática hacia países que, sin apoyar formalmente a Moscú, facilitan indirectamente su maquinaria militar.

    Otro punto inédito del paquete es la creación de un nuevo criterio de sanción vinculado al secuestro de niños ucranianos, que permitirá congelar bienes y restringir movimientos a personas implicadas en el traslado forzoso y adoctrinamiento de menores en territorio ruso.

    Zelenski aplaude las sanciones y pide más presión internacional

    El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, celebró la aprobación de la medida, calificándola como “una señal clara de que la presión debe continuar”. Desde Bruselas, agradeció el apoyo europeo y subrayó que estas sanciones, junto con las recientes medidas de Washington contra empresas petroleras rusas, “marcarán la diferencia” en el esfuerzo por detener la guerra.

    Zelenski también instó a Estados Unidos a avanzar en la entrega de misiles Tomahawk de largo alcance, lo que —según dijo— permitiría “nivelar el terreno militar” frente a Rusia. “No puedo compartir detalles, pero confío en que la decisión llegue pronto”, afirmó.

    El mandatario reiteró su disposición a negociar un alto al fuego, aunque advirtió que cualquier diálogo debe ser “justo” y buscar una paz “duradera y no impuesta”.

    Moscú promete represalias “dolorosas y garantizadas”

    La respuesta de Rusia no se hizo esperar. La portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, calificó el paquete europeo como una “nueva agresión económica” y prometió una respuesta recíproca: “Cualquier iniciativa confiscatoria de Bruselas tendrá un resultado doloroso y garantizado”.

    Zajárova afirmó que Moscú actuará “en pleno respeto del principio de reciprocidad”, priorizando “sus propios intereses” y compensando los daños provocados por las sanciones. Aunque no detalló qué medidas tomará el Kremlin, diplomáticos rusos han advertido que podrían restringir la cooperación energética con países europeos considerados “hostiles”.

    Analistas europeos consideran que, más allá del impacto económico, el nuevo paquete busca mantener la cohesión política de la UE en medio de la fatiga de guerra y los costos crecientes de la crisis energética. Sin embargo, la efectividad real de las sanciones dependerá de la capacidad de Bruselas para frenar la evasión mediante intermediarios asiáticos y compañías pantalla.

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